Por José Antonio Chávez
Parece que el líder nacional de Encuentro Social, Hugo Eric Flores tiene definido hacia donde integrará sus bancadas de 56 diputados federales y ocho senadores que por perder el registro ante el INE no podrán conformar su propia bancada.
Dicen los que saben que es un hecho que se sumaran a Morena y tomará el modelo de los senadores Miguel Barbosa y Manuel Bartlett, del llamado bloque PT-Morena en el Senado de la República pues el partido de Andrés Manuel López Obrador no podía tener fracción porque en 2012 no existía.
La constitución de Morena como partido político en 2015, le permitió también a Ricardo Monreal, en ese entonces coordinador parlamentario del PT, impulsar acuerdos en San Lázaro con Manlio Fabio Beltrones para establecer la bancada de Morena, un acuerdo que levantó ámpula en el PAN, pero al final el sonorense se impuso y accedió la petición del zacatecano que solo provocaría el mote para posicionamiento.
Ese modelo en ambas Cámaras, les dio el posicionamiento como marca Morena, es decir comenzaron a operar los morenos en la Cámara Alta y Baja que dejaron al PRD para insertarse en el nuevo partido.
Ahora se espera que el líder de Encuentro Social para no perder la asignación de recursos, se conformarán a la bancada de Morena para efectos legales, pero individuales en su participación mediática para efectos de posicionamiento.
Si no toma otra decisión el líder nacional de Encuentro Social, entonces puede registrar que la bancada de Morena, legalmente estará integrada por 245 diputados que en alianza con los 61 del PT alcanzarán 306 curules.
También en el Senado que hoy está en manos del panista, Ernesto Cordero, Morena alcanzará una bancada legalmente de 63 Senadores y en alianza con los 6 del PT sumará 69, en ambas cámara supera la mayoría absoluta.
La determinación, con el tiempo encima no puede esperar y por ello Hugo Eric a temprana hora ofrecerá su postura, primero sobre la decisión del Tribunal Federal Electoral, que le anuló su registro por no alcanzar el 3 por ciento en las elecciones federales del primero de julio y, segundo la ruta que tomaran sus legisladores.
López Obrador sabe que tiene la mayoría a su favor y sabe que podrá echar atrás leyes que han venido criticando como opositores al gobierno de Enrique Peña Nieto.
Desde luego que con la mayoría absoluta que requiere de 250 más un diputado y 64 más un senador, no tiene problema y, si de leyes Constitucionales se trata que requiere de las dos terceras partes para concretar la mayoría calificada, bueno no pierda de vista que los que saben dicen que la magia del dinero hace su trabajo para conseguir los escasos 28 votos.
El escenario para López Obrador está más que pavimentado como nunca para algún Presidente en turno, es decir tiene todas las de ganar para poder gobernar a sus anchas, en consecuencia ahora basta esperar la forma que administrara pues la idea es que los mexicanos lo único que aspiran es precisamente que les vaya bien, sin importar quién sea el color que manda.
DESPUES DE LAS ELECCIONES, ADIOS LA GUERRA SUCIA
Para nadie es secreto que el modelo de elecciones en México permite que los candidatos, de todos colores, tamaños y cargos se digan hasta de lo que se van a morir y al concluir el proceso electoral todo se olvide.
Podríamos resumir algo así como que después de la tempestad, viene la calma, eso si no hay reclamos como ocurrió en las pasadas elecciones.
El triunfo de Andrés Manuel López Obrador fue legitimado, el mismo día de las elecciones por los adversarios del PRI, José Antonio Meade y del PAN, Ricardo Anaya que reconocieron su derrota.
Ese gesto de madurez permitió a López Obrador que comenzara a tejer con ambos adversarios su acercamiento y, sin duda, porque no, hasta integrarlos a su proyecto.
Naturalmente que no estaría nada mal, pues el primer acercamiento con José Antonio Meade habla de una diferente forma de hacer política pues para nadie es secreto, su capacidad en la administración pública que pudiese aportar su gran experiencia en una mezcla de expertos, obviamente para fortalecer el desarrollo del país.
Lo mismo pasaría con Ricardo Anaya, aunque tal vez no se integre al gabinete pero si parte de las ideas que expuso en su campaña, pues no hay duda que las tres alianzas que compitieron siempre traen ideas que pueden ayudar al cambio, aunque en la mayoría de veces la represalia de los que triunfan se desvían de gobernar por saciar su venganza con sus adversarios que los llaman enemigos.
López Obrador tiene la pelota en sus manos para dar un golpe de timón a la forma de hacer política y de gobernar, entonces estaría en condiciones, con estas acciones de demostrar su madurez política y sus ganas de sacar el país adelante. Dejaría atrás la percepción que generó desde el 2006 de ser un político necio, terco y soberbio.