Por Rogelio Varela
Todo indica que el presidente del Consejo Regulador del Mezcal (CRM), Hipócrates Nolasco, no cesará en la lucha para quitar la Denominación de Origen (DO) al Estado de México, Aguascalientes y Morelos, que recientemente fueron agregados a la lista. Así lo demostró la controversia constitucional que presentó hace un par de días ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Con ello, la decisión final pasa a manos del máximo tribunal presidido por Luis María Aguilar, quien tendrá que desahogar el caso, lo cierto es que le espera una ardua tarea y no precisamente porque existan irregularidades en el proceso llevado a cabo por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), sino porque Nolasco Cancino ha dejado claro que recurrirá a cualquier método con el fin de “proteger a los productores oaxaqueños”, o mejor dicho lo que se ha convertido en un negocio millonario para él.
Sin embargo, esta semana continuó la defensa de los mezcaleros, de todos por igual, pero desde el Senado de la República, en donde Eruviel Ávila subió un Punto de Acuerdo con el cual se busca avalar la decisión del IMPI, al mando de Miguel Ángel Margáin.
Pero regresando al tema de Nolasco Cancino, se debe entender el trasfondo del asunto y recordar que agremiados del mismo CRM denunciaron hace unos meses que era propietario de “Laboratorios Nisa Nabani”, uno de los pocos autorizados para la certificación de la milenaria bebida, aún cuando los integrantes del Consejo Directivo del organismo tienen prohibido cualquier tipo de relación con la industria.
Dirá usted si resulta creíble el argumento de que los dictámenes emitidos por el IMPI no contaron con un análisis profundo, o si se tratará una vez más de superponer los intereses monetarios de unos cuantos. Es pregunta