Última actualización el octubre 18, 2024
Tiempo de lectura: 13 minutos– La Asamblea General de Naciones Unidas ha declarado el periodo 2011-2020 como el Decenio de las Naciones para la Diversidad Biológica
– La biodiversidad de las aguas continentales en México registra 468 especies de peces, 284 de anfibios, 41 de reptiles, 361 de aves y 763 especies de flora. 9
– Para el año 2011, México tuvo una producción pesquera de 1´379,995 toneladas de peso vivo para el litoral del Océano Pacífico; 239,188 toneladas de peso vivo para el litoral del Golfo de México y Mar Caribe; mientras que 41,293 toneladas de peso vivo para los estados sin litoral.
– Por el volumen de su producción pesquera, México se encuentra entre los veinte primeros países en el mundo, ocupando el lugar 16 en el año 2010.
Origen de la celebración
La Asamblea General de las Naciones Unidas, en virtud de la resolución 55/201 del 20 de diciembre de 2000, proclamó el 22 de mayo como el Día Internacional de la Diversidad Biológica, como un modo de fortalecer el significado y trascendencia sobre las cuestiones relativas a la diversidad biológica. En primera instancia, a fines de 1993, la Segunda Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió que fuera el 29 de diciembre, fecha de entrada en vigor del Convenio sobre la Diversidad Biológica, denominándose Día Internacional de la Diversidad Biológica.
En diciembre de 2000, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó el 22 de mayo como fecha oficial de la celebración, para conmemorar la aprobación del texto del Convenio del 22 de mayo de 1992, en el Acta Final de la Conferencia de Nairobi.
En tal contexto, México firmó el Convenio sobre la Diversidad Biológica en 1992 y lo ratificó en 1993, adquiriendo así el compromiso internacional de conservar y promover el uso sustentable de su biodiversidad.
“Agua y Diversidad Biológica“, es el tema elegido para este año 2013, con el propósito de que coincidiera con la designación de la ONU de 2013 como “Año Internacional de la Cooperación en la Esfera del Agua”. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha sido elegida como la agencia principal para promover las celebraciones mundiales y para ayudar a crear conciencia sobre los asuntos críticos que enfrenta la gestión del agua.
La designación del Día Internacional de la Diversidad Biológica de 2013 sobre el tema del agua proporciona a las Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) y al público en general, la oportunidad para sensibilizar sobre este problema e incrementar medidas concretas.
Plan estratégico para la diversidad biológica
La diversidad biológica sostiene el funcionamiento de los ecosistemas, mismos que proveen servicios ambientales esenciales para el bienestar humano. Ella asegura la seguridad alimentaria, la salud humana, el suministro de aire y agua potable, además de contribuir a los medios locales de subsistencia y al desarrollo económico, así como al logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, incluyendo la reducción de la pobreza.
Asimismo, es un componente central de diversas visiones del mundo y de identidades. Sin embargo, a pesar de su importancia fundamental, la diversidad biológica se sigue perdiendo. Es dentro de este contexto que las Partes en el Convenio de 2010 en Nagoya, Japón, aprobaron el Plan Estratégico de la Diversidad Biológica 2011-2020 con el propósito de inspirar acciones a gran escala por todos los países y las partes interesadas en apoyar estos ecosistemas durante la próxima década. Reconociendo la urgente necesidad de acción, la Asamblea General de Naciones Unidas ha declarado el periodo 2011-2020 como el Decenio de las Naciones para la Diversidad Biológica.
El agua, la fuente de toda vida en la Tierra, es un tema transversal y requiere de alianzas para su gestión. Las soluciones a los problemas de gestión del agua relacionados con la biodiversidad están incluidas en el Plan Estratégico 2011-2020 y sus Metas de Aichi (décima reunión de la Conferencia de las Partes, celebrada del 18 al 29 de octubre de 2010 en Nagoya, Prefectura de Aichi, Japón).
Definición de diversidad biológica
La biodiversidad o diversidad biológica es la variedad de la vida. Abarca la diversidad de especies de plantas y animales que viven en un sitio, su variabilidad genética, los ecosistemas de los cuales forman parte estas especies y los paisajes o regiones en donde se ubican los ecosistemas. También incluye los procesos ecológicos y evolutivos que se dan a nivel de genes, especies, ecosistemas y paisajes.
El concepto de biodiversidad fue acuñado en 1985 en el Foro Nacional sobre la Diversidad Biológica de Estados Unidos; fue Edward O. Wilson, entomólogo de la Universidad de Harvard y prolífico escritor sobre el tema de conservación, quien tituló como “Biodiversidad”, la publicación de los resultados de dicho foro en 1988.
Aguas continentales, marinas y diversidad biológica
El agua es esencial para la vida, ningún ser vivo del planeta Tierra puede sobrevivir sin ella. Es un requisito previo para la salud y bienestar humanos y, también, para la preservación del medio ambiente. Así, es una prioridad proporcionar y mantener el agua suficiente para las necesidades de las personas en todo el mundo. Este es un gran desafío para el desarrollo sostenible de la mayoría de las zonas en los países tanto desarrollados como en desarrollo.
Los ecosistemas acuáticos son sistemas dinámicos que se caracterizan por tener áreas de pantano, ciénaga o agua, ya sea estancada o con corrientes; dulce, salobre o salada, en donde interactúan comunidades bióticas entre sí. Es fácil comprender a primera vista que constituyen espacios ricos en biodiversidad, especialmente en latitudes como la de México y Guatemala, en donde la temperatura ambiental y la luz, entre otros factores, favorecen la diversificación de organismos.
a.Biodiversidad de las Aguas Continentales
La diversidad biológica de las aguas continentales es una fuente importante de alimentos, ingresos y medios de vida. Algunos de sus valores incluyen: mantenimiento del equilibrio hidrológico, la retención de nutrientes y sedimentos y la provisión de hábitats para flora y fauna diversas.
La biodiversidad acuática de las aguas continentales, incluye plantas, peces, anfibios, reptiles, moluscos, crustáceos e incluso insectos. Estas aguas, que son extremadamente diversas, son más variadas en rasgos físicos y químicos que las del ambiente marino; abarcan masas de agua naturales, como pantanos, ríos, arroyos, llanuras de inundación, lagos, lagunas, estanques, aguas subterráneas, manantiales, cavernas sumergidas, charcos e incluso el agua acumulada en las cavidades de los árboles. También incluye hábitats modificados, tales como arrozales, presas, bordos, así como estanques para la acuicultura.
Las diferencias en la química del agua, transparencia, velocidad o turbulencia de la corriente, así como de profundidad y morfometría del cuerpo acuático, contribuyen a la diversidad de los recursos biológicos que se presentan en las aguas continentales. Asimismo, no es extraño el hecho de que un organismo dado pueda requerir de más de un hábitat acuático durante su ciclo de vida.
Los seres humanos suelen modificar mucho los ecosistemas de aguas continentales, aun más que los marinos o terrestres. La alteración física, la pérdida y degradación de los hábitats, la extracción de agua, la sobreexplotación, la contaminación y la introducción de especies exóticas invasoras son las amenazas principales a estos ecosistemas y los recursos biológicos que se asocian a ellos.
En nuestro país, la ictiofauna (peces) continental asciende a 468 especies y la de anfibios a 284. Las familias de peces con mayor número de especies endémicas son: Petromyzontidae, Clupeidae, Cyprinidae, Cichlidae, Cyprinodontidae, Goodeidae, Atherinidae y Poeciliidae. Por su parte, los reptiles ascienden a 41 especies, pertenecientes principalmente a los Testudines y Crocodylia.
La avifauna de ambientes acuáticos continentales en México, registra un total de 361 especies, que habitan lagos, charcas, ríos, arroyos, pantanos y manglares. La diversidad de la flora acuática mexicana corresponde a 86 familias, 262 géneros y 763 especies e incluye helechos, gimnospermas y angiospermas. Destaca además, la existencia de un gran número de invertebrados y microorganismos de aguas continentales, los cuales usan los cuerpos de agua temporal o permanentemente y de los que no hay estudios suficientes sobre su diversidad biológica.
Biodiversidad de aguas continentales en México
b.Biodiversidad Marina y Costera
Los océanos cubren el 70% de la superficie de la Tierra, formando el hábitat más grande del planeta, mientras que las zonas costeras contienen algunos de los ecosistemas más diversos y productivos del mundo, incluyendo manglares, arrecifes de coral y pastos marinos.
Los arrecifes de coral, a veces llamados las “selvas tropicales del océano”, proporcionan medios de vida a 100 millones de personas en el mundo y constituyen la base para industrias como el turismo y la pesca.
Aunque los arrecifes sólo cubren el 0.2% de los fondos marinos del mundo, contienen aproximadamente 25% de las especies marinas. Los aumentos en las temperaturas de la superficie marina y los cambios en la química del agua pueden causar un blanqueamiento de los corales a gran escala, incrementando la probabilidad de muerte de ellos. Por lo tanto, los efectos del cambio climático, sumado a otros estresores existentes de los arrecifes de coral, podrían conducir a la muerte del coral a nivel internacional. La Gran Barrera de Coral Australiana podría perder hasta un 95% de su coral vivo en el año 2050, debido a cambios en la temperatura y la química del océano.
La conservación de la biodiversidad marina y costera representa una opción importante para la adaptación al cambio climático. Muchos componentes de los ecosistemas costeros, como los arrecifes de coral, pastos marinos, marismas saladas y manglares, proveen una protección costera significativa, contribuyendo así sustancialmente a la resiliencia de los ecosistemas costeros y de las poblaciones.
Los ecosistemas de aguas continentales
A nivel mundial, los ríos y sus llanuras aluviales, lagos y humedales han sufrido cambios más drásticos que cualquier otro tipo de ecosistema, debido a una combinación de actividades humanas, entre ellas el drenaje para la agricultura, la extracción de agua para el riego, el uso industrial y el doméstico, el aporte de nutrientes y otros contaminantes, la introducción de especies exóticas y la construcción de represas en los ríos.
El control de la contaminación mediante el tratamiento de las aguas residuales y la reglamentación de los efluentes industriales ha dado resultados satisfactorios, porque ha mejorado la calidad del agua en muchos ecosistemas de aguas continentales.
A nivel internacional, de 292 grandes sistemas fluviales, dos tercios han experimentado una fragmentación moderada o alta a causa de la existencia de presas y embalses.
Los ríos están cada vez más fragmentados, lo que en muchos casos altera drásticamente su caudal. Los ríos más fragmentados se encuentran en regiones industrializadas, por ejemplo en gran parte de los Estados Unidos y Europa, así como en países con gran densidad de población, como China e India.
También los ríos de las regiones áridas del mundo tienden a estar muy fragmentados, ya que en muchos casos se ha regulado el escaso suministro de agua mediante presas y embalses. Por el contrario, los ríos fluyen más profusamente en las zonas menos pobladas de Alaska, Canadá y Rusia, así como también en las pequeñas cuencas costeras de África y Asia.
Esta fragmentación tiene un efecto importante, porque gran parte de la variedad de especies de agua dulce depende de las conexiones que se producen entre las distintas partes de una cuenca fluvial, ya que el agua, los sedimentos y los nutrientes fluyen en ritmos dinámicos de crecida y, en la costa, por la interacción entre zonas de mareas.
Hoy en día, más del 40% de la descarga fluvial de todo el mundo es interceptada por grandes presas, y ya no llega a las costas un tercio de los sedimentos que solían desplazarse hacia ellas. Estas alteraciones a gran escala han tenido graves repercusiones mundiales en la migración de los peces y, en general, sobre la biodiversidad de aguas dulces y los servicios que esta presta. También inciden considerablemente en la biodiversidad de los ecosistemas terrestres, costeros y marinos.
A nivel internacional, es difícil evaluar el porcentaje de biodiversidad de aguas continentales que cubre eficazmente la red de áreas protegidas que existe actualmente. Según la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio, se estima que 12% de la superficie de aguas continentales del mundo está dentro de áreas protegidas. Sin embargo, esta cifra no indica con precisión el porcentaje de las cuencas fluviales del mundo que gozan de protección, puesto que el estado de la biodiversidad de aguas dulces en un lugar determinado depende, por lo general, de actividades que se realizan mucho más lejos, corriente arriba o abajo, tales como la extracción de agua, la construcción de presas y la deforestación.
La ordenación más integrada de los ecosistemas de agua dulce contribuirá a paliar los efectos negativos de las presiones que compiten entre sí. La degradación puede revertirse restaurando los procesos alterados, por ejemplo, volviendo a conectar las llanuras fluviales, haciendo que las presas imiten los flujos naturales y volviendo a dar acceso a los hábitats de peces que han sido bloqueados por las presas. El pago por los servicios ecosistémicos, como la protección de las cuencas aguas arriba, mediante la conservación de los bosques ribereños o riparios, puede recompensar a las comunidades que garanticen la prestación ininterrumpida de esos servicios a los usuarios de los recursos de aguas continentales en las distintas partes de una cuenca.
Se puede adaptar más específicamente la planificación territorial y las redes de áreas protegidas a las necesidades de los sistemas de agua dulce, protegiendo los procesos esenciales de ríos y humedales y sus interacciones con los ecosistemas terrestres y marinos. La protección de los ríos que aún no están fragmentados constituye una prioridad para la conservación de la biodiversidad de las aguas continentales.
Muchos de los cuerpos acuáticos continentales de México son de gran importancia para la vida silvestre, la biodiversidad y el ecoturismo. Asimismo, son esenciales para las diversas actividades humanas, incluidas la agricultura, la generación de energía, el suministro de agua urbana e industrial, la pesca, etcétera. Con el fin de poder garantizar su uso sustentable, es necesario que se dirijan más recursos y más esfuerzos significativos, hacia su investigación científica y a programas de conservación.
Pesca y biodiversidad en México
La actividad pesquera es un ejemplo muy importante del aprovechamiento, en beneficio del hombre, de la biodiversidad acuática; constituye una fuente importante de alimentos, no sólo a nivel nacional sino también a nivel mundial, así como un apoyo en la generación de empleos, recreación, comercio y bienestar económico para el país. La pesca ha sido una actividad muy productiva en el pasado, por lo que si se desea que continúe así, tanto en el presente como en el futuro, se requieren un correcto ordenamiento y una legislación adecuada, así como la aplicación de principios de sostenibilidad. En México, la pesca se lleva a cabo de forma responsable, por la importancia que ésta tiene en los sectores económico, social, cultural y ambiental. Con la finalidad de tener a la pesca en un nivel sostenible, se realizan estudios constantes para examinar la capacidad de las flotas pesqueras en relación con el rendimiento sostenible de los recursos pesqueros; ha aumentado la asistencia en los estados, para respaldar la labor de conservación y ordenamiento de la pesca, así como el fomento de la acuacultura, sobre todo del tipo sustentable; se han intensificado las consultas sobre pesca con el sector privado y con las organizaciones no gubernamentales; además, se han aplicado las disposiciones de la legislación internacional sobre pesca, contenidas en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.
En México, las principales especies de la biodiversidad, que tienen participación en el volumen de la producción pesquera nacional en peso vivo, para el año 2011, son, en orden de mayor a menor: sardina industrial, sardina, camarón, atún, mojarra, anchoveta industrial, ostión, calamar, anchoveta, almeja, pulpo, carpa, jaiba, tiburón, macarela, jurel, barrilete, sierra, berrugata, trucha, bonito, mero y similares, corvina, caracol, raya y similares, lisa, robalo, bandera, guachinango, cabrilla, algas marinas, bagre, cazón, pargo, lebrancha, peto, charal, langosta, erizo, langostino, lenguado, ronco, rubio, cintilla, pepino de mar, rubia y villajaiba, pierna, esmedregal, lobina, pámpano, sargazo de mar, besugo, abulón y, por último, la baqueta.
Porcentaje de participación de algunas de las principales especies, en el volumen de la producción pesquera de México, en peso vivo para el año 2011.
El aprovechamiento de los recursos pesqueros creció notablemente a nivel mundial entre 1950 y 2006, en este periodo, la captura se elevó de 19 a 144 millones de toneladas para el total de pesca mundial (captura y acuicultura). Por el volumen de captura pesquera, México se encuentra entre los veinte primeros países en el mundo, ocupando en el año 2010, el lugar 16, con un equivalente al 1.72% del total anual de la captura mundial para dicho año. En relación al balance de alimentos, en México, los productos pesqueros representan el 8.1% del suministro de proteína animal y el 3.8% del suministro del total de proteínas. Por otra parte, la contribución de la acuacultura permite que México se ubique en el lugar 26 de los principales países productores en el año 2008. En el cuadro 1 y gráfica 3, se muestra el desarrollo de la producción pesquera por litoral de la República Mexicana, durante el período de los años 2000 al 2011, observándose el predominio de la producción en el Océano Pacífico.
Cuadro 1. Producción pesquera en México por litoral, 2000 a 2011.
(Toneladas en peso vivo).
Porcentaje de la producción pesquera en México por litoral, 2000 a 2011.
Agua potable, diversidad biológica y desarrollo
A nivel internacional la protección de la diversidad biológica es fundamental en la lucha por la reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible. El 7% de la población ubicada en situación de pobreza del mundo, vive en zonas rurales y depende directamente de la diversidad biológica para su supervivencia y bienestar. Las repercusiones de la degradación medioambiental son más acusadas para las personas que viven en la pobreza, porque tienen pocas alternativas vitales para luchar contra ellas. Nuestro entorno natural nos aporta agua potable limpia; la diversidad biológica confirma la capacidad de dicho entorno para ello.
El agua y la diversidad biológica son interdependientes, una interrupción de cualquiera de ellos conduce de forma natural a la interrupción de ambos. Como toda forma de vida depende del agua, el ciclo hidrológico gobierna la forma en que se realizan las funciones medioambientales o, dicho más simplemente, mantiene la vida. A su vez, la vegetación y el suelo gobiernan el movimiento del agua. La comprensión del papel del medio ambiente y por tanto de la diversidad biológica en el ciclo hidrológico, permite mejorar los procesos decisorios al formular las políticas y las prácticas en materia de agua.
Cada vaso de agua que bebe la población mundial ya ha pasado, al menos parcialmente, por peces, árboles, bacterias, el suelo y otros múltiples organismos, incluyendo el hombre; a medida que se desplaza por los ecosistemas, se limpia y se adapta al consumo humano. El medio ambiente natural, cuando no está perturbado, salvo en algunas pocas excepciones localizadas, produce agua sana para beber en las corrientes, los lagos o los pozos. Este suministro de agua es un “servicio”, beneficioso para el ser humano, que ofrece el medio ambiente. La diversidad biológica es lo que sustenta la capacidad de la naturaleza para ofrecer este servicio, manteniendo la renovación continua del agua, a través del ciclo hidrológico.
Dado el papel principal que desempeñan las zonas forestales en el suministro natural de agua dulce, no es de extrañar que al menos una tercera parte de las ciudades más grandes del mundo obtenga una proporción significativa de su agua potable directamente de zonas forestales protegidas. Las zonas forestales constituyen claramente la “diversidad biológica”, por lo que esas ciudades dependen de la diversidad para obtener su agua.
En todo el mundo, las plantas, el suelo y los animales no sólo mantienen el ciclo hidrológico, sino que desempeñan también un papel significativo en la purificación del agua. Las plantas de los humedales consumen generalmente niveles elevados de nutrientes, tales como fósforo y nitrógeno, lo que impide que éstos lleguen al agua potable; muchas plantas de humedales pueden también eliminar del agua sustancias tóxicas, tales como los metales pesados, acumulándolos en sus tejidos con una concentración mucho mayor a la del agua circundante.
El “restablecimiento del ecosistema” implica restaurar la diversidad que sostiene el aprovisionamiento de agua potable. Este enfoque holístico no sólo es generalmente más económico, sino también más eficaz, tal como están descubriendo incluso los países más adelantados. Dicho brevemente, el restablecimiento de la diversidad biológica y de los ecosistemas es la “solución tecnológica”.
El papel de la diversidad biológica en relación con el agua potable, no sólo se asocia a la conservación de las especies, sino que mantiene las funciones y servicios del ecosistema que se necesitan para sostener el abastecimiento de agua potable; la diversidad biológica es un recurso que debe utilizarse de forma sostenible para lograr objetivos sostenibles en cuanto al agua potable. Los enfoques en términos de diversidad biológica no resuelven todos los problemas relativos al desarrollo y al agua potable; en todos los casos, se requiere una combinación de enfoques.