Última actualización el octubre 18, 2024
Tiempo de lectura: 12 minutos– En 2011 hay aproximadamente tres millones de niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años que trabajan.
– La tasa de ocupación de la población infantil de 5 a 17 años es de 10.5 por cada cien niños.
– Gran parte de la población infantil y adolescente ocupada (45.6%) combina el trabajo y las actividades con quehaceres escolares domésticos.
– Un gran número de los niños, niñas y adolescentes que trabajan (39.1%), no asiste a la escuela.
– Del total de población infantil ocupada, 44.1% no percibe ingreso por el trabajo realizado.
– De la población infantil ocupada, 4.4% reportó haber sufrido un accidente o lesión en su trabajo.
– De la población ocupada de 5 a 17 años, 4.1% se dedica a servicios domésticos, y aproximadamente en ocho de cada 10 casos se trata de niñas y adolescentes.
– El 36.8% de la población ocupada de 5 a 17 años de edad que realiza servicios domésticos tiene una jornada de trabajo de 35 o más horas.
– Del total de niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años no ocupados, 11.4% dedican más de 15 horas a la realización de quehaceres domésticos en sus hogares, de ellos, 35.4% no asiste a la escuela.
La niñez es una etapa fundamental en el desarrollo de las personas, por lo que es importante garantizar que los individuos en esta fase de la vida seencuentren lo menos expuestos a ciertos riesgos que puedan deteriorar o dañar su integridad física y emocional. Por esta razón, a nivel mundial se han establecido diversos mecanismos de defensa y protección de los niños y niñas, para reconocer, promover y vigilar el cumplimiento de una serie de derechos humanos: civiles, culturales, económicos, políticos y sociales, entre ellos la protección contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso, que entorpezca su educación, que sea nocivo para su salud o para su desarrollo.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define a los niños que trabajan como aquellos que lo hacen por debajo de la edad mínima legal para trabajar o porque aun habiendo alcanzado esa edad realizan actividades que suponen una amenaza para la salud, la seguridad o el desarrollo moral, y se encuentran en condiciones de trabajo forzoso.Es de suma importancia establecer que esta actividad no se restringe al trabajo económico o al trabajo asalariado, sino que abarca desde el trabajo doméstico no pagado realizado en los hogares, pasando por el trabajo económico no remunerado y remunerado, hasta las peores formas de trabajo infantil.
En México, la protección de la población infantil contra las formas de trabajo, se encuentra expresada en la constitución y se materializa en la Ley Federal del Trabajo, ya que en ella se establece que queda prohibido el trabajo de los niños menores de catorce años y en el caso de los adolescentes de 14 a 17 años lo permite en circunstancias específicas: siempre y cuando exista un permiso por parte de los padres, cuando haya compatibilidad entre el estudio y el trabajo, además del cumplimiento de otras condiciones que salvaguarden el bienestar de los niños y niñas.
Para hacer un llamado a los países a participar en la eliminación progresiva de esta problemática, la OIT instituyó el 12 de junio como el Día Mundial contra el Trabajo Infantil y para este año invitó a resaltar la magnitud del trabajo doméstico infantil.
En el marco de esta conmemoración, el INEGI presenta los indicadores más recientes sobre la situación de la población de 5 a 17 años que trabaja en México, ello a partir de los datos del Módulo de Trabajo Infantil 2011 (MTI 2011), el cual ofrece información sociodemográfica de la población infantil y adolescente que realiza actividades económicas, domésticas y escolares.
Características de las niñas, niños y adolescentes insertos en el trabajo infantil
El trabajo infantil es una problemática a nivel mundial, el tercer informe global de la OIT titulado “Intensificar la lucha contra el trabajo infantil” da cuenta que en 2008 había 215 millones de niños trabajadores en el mundo, más de la mitad (115 millones) expuestos a las peores formas de trabajo infantil como trabajo en ambientes peligrosos, esclavitud y otras formas de trabajo forzoso, actividades ilícitas incluyendo el tráfico de drogas y prostitución, así como su participación involuntaria en los conflictos armados.
En lo que respecta a México, los datos muestran que en 2011 hay aproximadamente tres millones de niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años que realizan alguna actividad económica, lo que equivale a unatasa de ocupación de 10.5 por cada 100 niños, de los cuales 68% son hombres y 32% son mujeres, lo que a su vez significa tasas de ocupación de 14.1 y 6.8 para uno y otro sexo, respectivamente. Por grupo de edad, tres de cada 10 son infantes de 5 a 13 años y el resto son adolescentes de 14 a 17 años.
Diversos artículos señalan que los niños que estudian y además realizan actividades laborales se encuentran en una situación de “doble jornada” que limita su desarrollo integral, el cual incluye no sólo la adquisición de conocimientos y habilidades por medio de la escuela, sino el tiempo necesario para el descanso y el esparcimiento. En este sentido, la información muestra que un porcentaje sobresaliente (45.6%) de la población infantil y adolescente ocupada combina el trabajo, las actividades escolares y la realización de quehaceres domésticos en su hogar; 15.3% trabaja y estudia; uno de cada cuatro trabaja y realiza quehaceres domésticos y 13.8% únicamente trabaja. Por sexo destaca que la jornada múltiple es más evidente para las niñas y las adolescentes, ya que 58.2% de ellas además de trabajar, estudia y realiza tareas domésticas; solamente dos de cada 100 se dedican exclusivamente a trabajar; y resalta que 31.7% trabaja y realiza actividades domésticas, pero no estudia.
Garantizar la asistencia escolar de todos los niños y niñas es un derecho fundamental y además es un factor que contribuye a prevenir y erradicar el trabajo infantil, sin embargo, hay niños trabajadores que son privados del derecho a la educación; los datos revelan que 39.1% de los niños y niñas ocupados no asiste a la escuela, porcentaje que es mayor en el conjunto de los adolescentes de 14 a 17 años que trabajan, ya que prácticamente la mitad de ellos (51.1%) no asiste a la escuela; más aún, 6.7% de los adolescentes ocupados de dichas edades no ha concluido la primaria y uno de cada 100 no tiene instrucción.
Por otra parte, en cuanto a las consecuencias personales que tiene para los infantes y adolescentes el dejar de trabajar, 29.8% de las niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años ocupados declaró que no tendría dinero para sus estudios, vestido y/o diversión; 18.6% no aprendería un oficio, lo que le haría irresponsable, mientras que 2.8% reportó que en caso de no trabajar podría volver a la escuela o a los quehaceres del hogar. En lo que se refiere a las repercusiones que habría a nivel del hogar, aunque poco más de la mitad de los niños, niñas y adolescentes (56.2%) consideran que no habría repercusiones, 17% declaró que el ingreso económico de su hogar se vería afectado si dejara de trabajar.
Las actividades en las que se encuentran ocupados son diversas, no obstante, destaca que 29.7% de la población infantil ocupada se desempeña como trabajadores agropecuarios; 21% son trabajadores industriales, artesanos o ayudantes y 20.7% son comerciantes o empleados de comercios establecidos. Por sexo se observan diferencias importantes, ya que cerca de cuatro de cada 10 hombres de 5 a 17 años se dedican principalmente a las actividades agropecuarias, mientras que para el caso de las mujeres, la mayor proporción de ellas se desempeña principalmente como comerciantes o empleadas de comercios establecidos (32.1 por ciento).
Debido al alto número de niños y niñas de 5 a 17 años que participan en actividades agropecuarias, es razonable que las zonas menos urbanizadas presenten una tasa de ocupación infantil mayor que las más urbanizadas, es así que en localidades de menos de 2 mil 500 habitantes el indicador se encuentra en 12.9 por cada 100, mientras que en localidades urbanizadas es de 7.4 por cada 100.
La Ley Federal del Trabajo, prohíbe el trabajo de los menores de catorce años y para los adolescentes de 14 y 15 años establece como condición una jornada máxima diaria de seis horas, sin embargo, los datos muestran que esta condición no se cumple cabalmente, ya que del total de niños y adolescentes de 5 a 17 años ocupados casi la tercera parte (31.5%) tiene jornadas laborales de 35 y más horas a la semana, situación que limita la oportunidad de realizar actividades recreativas y de esparcimiento, y es un factor que contribuye a la deserción escolar. Por sexo, se observa que los hombres cubren jornadas más largas que las mujeres, ya que 33.5% de los niños ocupados de 5 a 17 años cubren 35 y más horas, en tanto que el porcentaje de niñas y adolescentes en la misma situación es de 27.2 por ciento.
En cuanto a la remuneración por su trabajo, la información muestra que 44.1% de la población infantil que realiza actividades económicas no recibe un ingreso por ellas, seguidos por aquellos que reciben hasta un salario mínimo (28.3%) y solamente 8% perciben ingresos mayores a dos salarios mínimos.
Las niñas, niños y adolescentes que trabajan pueden estar expuestos a actividades o situaciones que impliquen un riesgo de causarles algún daño en su salud física, mental o moral, ya sea por la misma naturaleza del empleo o por las condiciones en las que este se efectúa, es así que de acuerdo con datos del MTI, del total de niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años que trabajan, 14.2% ha tenido cansancio o agotamiento a consecuencia de su jornada y 4.4% reportó haber sufrido un accidente o lesión en su trabajo. Por otra parte, de los niños que trabajan y que realizan actividades en donde cargan algún objeto pesado, 25.3% mencionó haber sufrido dolores de espalda o musculares y 2.8% heridas, cortadas o fracturas.
El lugar en el que los niños trabajan también es un factor de riesgo latente que pone en peligro la integridad del infante, sobre todo cuando pasan la mayor parte de su tiempo laboral en un ambiente hostil y sin protección de su familia, panorama que aumenta el riesgo de ser víctimas de abuso físico y sexual; en este sentido, 4.6% de la población infantil ocupada de 5 a 17 años, trabaja en un crucero vial, calle o avenida, situación que se acentúa más en las niñas de 5 a 13 años (8.7 por ciento).
Características de los trabajadores domésticos infantiles
La realización de las tareas domésticas es una actividad que en algunos casos puede relacionarse con aspectos de responsabilidad y colaboración dentro de los hogares, sin embargo, en circunstancias como la inserción de los niños en edades menores a las legales para el trabajo o cuando se convierte en una actividad que impide el derecho a la educación, al juego y al esparcimiento (derechos que se encuentran enmarcados en la Convención sobre los Derechos del Niño), se considera como una forma de trabajo infantil doméstico.
El trabajo doméstico en general se encuentra entre las actividades menos reguladas, por lo que carece de legislación y en consecuencia posee bajos salarios e insuficiente protección social; en el caso de los niños esta situación se agrava, dado que se convierten en trabajadores ocultos e invisibles y ello los hace más vulnerables a ser explotados y más difíciles de proteger, quedando al margen de las leyes que garantizan sus derechos.
De acuerdo con estimaciones de la OIT, en 2010 a nivel mundial 15.5 millones de niños están involucrados en actividades de trabajo doméstico remunerado o no remunerado en el hogar de un tercero o empleador, de los cuales aproximadamente 10.5 millones se encuentran en situación de trabajo infantil doméstico, ya sea porque se encuentran por debajo de la edad mínima legal de admisión al empleo o porque el trabajo que realizan se considera peligroso, la mayor proporción de ellos son mujeres (72 por ciento).
En México, la información del MTI 2011 exhibe que de los niños y niñas de 5 a 17 años ocupados, 4.1% trabajan en servicios domésticos y aproximadamente en ocho de cada 10 casos son niñas y adolescentes quienes desempeñan este tipo de actividad, esto coincide con el hecho de que en muchas sociedades esta actividad suele considerarse como un tipo de empleo particularmente para las mujeres.
A pesar de que la mayor parte de la población infantil y adolescente ocupada en servicios domésticos tienen la edad legal para el trabajo, dos de cada 10 tienen de 5 a 13 años de edad. Por otra parte, dos terceras partes (67.4%) de los infantes y adolescentes de 5 a 17 años ocupados en servicios domésticos trabajan para un tercero y 32.6% lo hace para un familiar, situación que de acuerdo con algunos estudios, los expone a un panorama de violencia, explotación o maltrato, dado que son poco visibles ante el mundo exterior.
Por otra parte, 11.3% de las niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años ocupados en servicios domésticos residen en una entidad distinta a la de su nacimiento, y dada la naturaleza de esta actividad, así como su posible condición de migrante, los hace más proclives a ser objeto de violaciones de sus derechos humanos.
El trabajo doméstico infantil frecuentemente es un empleo que aísla, siendo que contempla periodos largos de labor, con lo cual los niños y niñas crecen en contextos con mayores responsabilidades a las que son propias a su edad, en este sentido 36.8% de las niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años de edad ocupados en servicios domésticos tiene una jornada de 35 o más horas por semana y 28.3% menos de 15 horas.
Otro de los aspectos que coloca a los trabajadores domésticos infantiles en una situación de desventaja, es el nivel de ingresos que reciben por su trabajo, dado que del total de población infantil ocupada en estas actividades, 60% recibe hasta un salario mínimo y 3% no recibe ingresos.
Entre los motivos principales por los que los niños de 5 a 17 años se encuentran laborando en servicios domésticos es para pagar sus estudios y porque el hogar necesita de su aportación económica (48.1% y 28.9%, respectivamente). Reflejando que las privaciones en el seno familiar aumentan la probabilidad de trabajo infantil y adolescente.
Sobre las consecuencias que puede tener para los trabajadores domésticos infantiles el dejar de trabajar, más de la mitad reporta que ya no habría dinero para sus estudios, vestido o diversión (59%), mientras que las consecuencias que tendría para el hogar, seis de cada 10 menciona que no pasaría nada si deja de laborar, sin embargo, 29.6% indica que el ingreso económico del hogar se vería afectado.
Por otro parte, los quehaceres domésticos que se realizan cotidianamente para el mantenimiento del hogar, son vistos como parte de la contribución que particularmente las niñas, niños o mujeres tienen asignadas en el hogar y gracias a que ellos se hacen cargo de estas actividades, es posible que alguien más salga a trabajar o a buscar trabajo, es así que esta labor se constituye como un trabajo sin remuneración, al margen de una lógica de mercado, y no forman parte de las mediciones económicas.En suma, el trabajo doméstico, aun cuando no forma parte de las definiciones internacionalmente aceptadas sobre trabajo, representa una contribución en especie al bienestar de las familias, ya que favorece de manera importante a la continuidad y reproducción de la vida social.
Al respecto, los datos del MTI reflejan que siete de cada 10 niños de 5 a 17 años no ocupados realizan quehaceres domésticos en sus hogares y aunque la mayoría de ellos (87.4%) dedica menos de 15 horas a la semana a estas actividades, llama la atención que 11.4% dedica 15 y más horas, siendo este porcentaje más alto en las niñas y las adolescentes en comparación con los niños y adolescentes (16.6% y 5.0%, respectivamente).
El tiempo que dedican a las tareas domésticas es un punto importante de observación, ya que uno de los enfoques para la medición del trabajo infantil doméstico considera que en los casos en que se dedican 15 o más horas a estas actividades, deben calificarse como trabajo infantil excluyente, dado que esta cantidad de horas de trabajo le impiden al niño el cumplimiento adecuado de las actividades propias de su edad, e interfiere con las actividades escolares; en este sentido del total de niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años no ocupados que dedican 15 o más horas a los quehaceres domésticos en su hogar, 35.4% no asiste a la escuela, y por sexo, el porcentaje de mujeres que no asisten a la escuela es el doble que el de los hombres (39.1% y 20.1 por ciento).
Los hogares de las niñas, niños y adolescentes insertos en el trabajo infantil
La familia es uno de los ámbitos que influyen de manera significativa en el desarrollo del menor, ya que es la primera instancia de protección y en la que el niño adquiere valores y conocimientos que le permitirán un crecimiento sano y adecuado. Sin embargo, la crisis económica al interior de los hogares vulnera a sus integrantes, es así que se pueden presentar estrategias de ajuste en las que intervienen los menores de edad, y en muchos casos a costa de su propio bienestar, o incluso incurriendo en situaciones que infringen sus derechos económicos y sociales. De acuerdo con la encuesta “Cambios en la situación económica de los hogares con niñas, niños y adolescentes durante 2008 y 2009”, la información indica que para 2009, en dos de cada 100 hogares en nuestro país sus integrantes estarían dispuestos a poner a trabajar a los niños, las niñas y los adolescentes para mejorar su situación económica.
La composición de los hogares de los que forman parte los niños, niñas y adolescentes es uno de los elementos que permite vislumbrar el ambiente de crecimiento de los mismos, procurando mayor atención cuando se identifica que estos niños se encuentran en situación de trabajo infantil. De acuerdo con datos del Módulo de TrabajoInfantil 2011 (MTI), del total de hogares con niños de 5 a 17 años, en 15.6% por lo menos uno de estos infantes trabaja y casi la totalidad de dichos hogares (99.6 por ciento) son de tipo familiar, es decir, conjuntos formados por personas con algún grado de parentesco consanguíneo o político con el jefe del hogar, y puede o no, haber otros no parientes del jefe.
Cabe destacar que del total de niñas, niños y adolescentes ocupados, tres de cada 10 pertenecen a hogares no nucleares, y de aquellos que forman parte de hogares nucleares, 83.2% son integrantes de hogares monoparentales, es decir, hogares donde solamente se encuentra la jefa o el jefe del hogar con sus hijos, predominantemente con jefatura femenina (91.4 por ciento).
En lo que se refiere al rol que juegan dentro de sus hogares, la gran mayoría de los niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años ocupados son hijos del jefe(a) del hogar (85.1%), aproximadamente uno de cada 10 son nietos y uno de cada 100, a pesar de su corta edad, son jefes(as) de su hogar o cónyuges del jefe.