La industria de la construcción puede ser factor fundamental para revertir las mediocres tasas de crecimiento de México.
Todo indica que la próxima semana se presentará el Plan Nacional de Infraestructura, un documento que servirá para diseñar los escenarios en los que se moverán las constructoras en este sexenio.
Se espera que el documento se presente en un foro sobre infraestructura que organiza la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción en Yucatán donde el testigo de honor será el presidente Enrique Peña Nieto, quien ha reiterado la necesidad de activar los motores internos de la economía.
Sobra decir que se trata de un documento que aguardan con interés las constructoras mexicanas que en la coyuntura actual competirán por los grandes contratos de obras concesionadas ó llave en mano con firmas del exterior.
De acuerdo con Engineering News constructoras como la alemana Hochtief AG y el español Grupo ACS están buscando negocios fuera de sus respectivos países, hablamos de firmas que facturan más de 63 mil millones de dólares anuales, aunque en realidad la española que encabeza Florentino Pérez es controladora de la alemana.
El caso es que ese mega consorcio está presente en México y disputa hoy contratos y es el segundo constructor más importante en nuestro mercado con ventas cercanas a mil 500 millones de dólares anuales.
Añada además a OHL México que reporta ventas por un mil 291 millones de dólares al año y que por tener participación accionaria en ACS su volumen de negocios aquí alcanza casi 2 mil 700 MDD anuales, a decir del conteo de Las 100 empresas de la construcción más grandes que realiza la revista Obras.
De hecho el sector mexicano teme una fusión de ambas empresas.
El caso es que la facturación combinada OHL-ACS aquí dirigidas por Agustín Tejedor y José Andrés de Oteyza- es casi 33 por ciento superior a la de la principal constructora del país, me refiero a Empresas ICA que conduce Alonso Quintana que factura unos 2 mil millones de dólares el año.
Y bueno, la desproporción es aún mayor sí pondera el volumen de inversión en equipamiento y empleos directos de ICA y el resto de las constructoras mexicanas de mayor tamaño frente a ACS y OHL que subcontratan muchos de sus servicios y en muchos casos castigan los precios que pagan a las constructoras mexicanas.
Como sea, habrá que esperar una feroz batalla por los contratos más jugosos que licite el gobierno federal en la presente administración.