Última actualización el octubre 18, 2024
Tiempo de lectura: 3 minutosPor: Agustín Vargas
- El 40% son maliciosos
- Falsos seguidores
- Generan fraude de clics
La palabra bot proviene de robot. El nombre es dado a programas de computadoras que fueron fabricados para automatizar los procedimientos repetitivos para inicialmente ayudar a las personas.
Por eso, con la evolución de la inteligencia, el mecanismo también se modernizó y funciona en tiempo real, siendo capaz de aprender nuevas funciones, además de aquellas que ya fueron programadas y aplicadas de forma dinámica.
Aunque sea una tecnología creada para el bien, las personas malintencionadas consiguen transformarla, desarrollando bots capaces de actuar como espías.
Quizá, como nunca antes, en México supimos del uso intensivo de los bots durante las elecciones presidenciales del 2018, aunque estos “seres sin vida” ya habían sido lanzados en distintos países, justo en tiempos electorales, creando falsos perfiles en redes sociales para dar fuerza a un candidato u otro, y además de eso, divulgar mensajes falsos.
En Estados Unidos después de las elecciones entre Donald Trump y Hillary Clinton, fueron descubiertas 80 mil cuentas en Facebook provenientes de computadoras en Rusia, que divulgaban y compartían mensajes de apoyo y odio, alcanzando a cerca de 126 millones de usuarios en el vecino país.
Facebook, Twitter, Instagram, YouTube, Snapchat, entre otras empresas de redes sociales luchan contra esos bots, pero siempre están en el contraataque a partir de una amenaza comprobada. Facebook anunció que derrumbó 10 mil cuentas, tan sólo en México y Latinoamérica por el incumplimiento de su estatuto. Twitter, reconoció y deshabilitó 500 mil perfiles sospechosos al inicio de las elecciones mexicanas.
En 2018, antes de las elecciones, el sistema Twitteraudit validó las páginas de Twitter de los tres principales candidatos presidenciales (Andrés Manuel López Obrador, José Antonio Meade y Ricardo Anaya) y constató que el promedio de los falsos perfiles de seguidores era de un 35%.
Otras investigaciones que arrojaron datos aún mayores por perfil de candidato generaron muchas discusiones al respecto de la legitimidad de las candidaturas y como las inversiones en campañas fueron utilizadas más allá de la publicidad para la contratación de bots.
En conclusión, la industria de bots tiene por objetivo manipular la opinión pública sobre diferentes asuntos. Las personas con mala fe lanzan campañas con falsa información y aprovechan el hecho de que el público continúa confiando en indicadores como el número de seguidores y likes para medir la reputación de una marca o persona.
Inundan los bots
De acuerdo con un estudio de la empresa de comunicación y soluciones digitales Interia, que dirige Raymundo Rubio, sólo el 36% del tráfico en sitios web o aplicaciones proviene de humanos, el resto son automatizaciones y hasta el 40% corresponde a bots maliciosos.
Algunos bots son fundamentales para servicios útiles como los motores de búsqueda y los asistentes digitales como Siri o Alexa y la mayoría de empresas aceptan este tipo de bots en sus sitios, pero otros pueden tener un objetivo malicioso.
Estos últimos son aquellos usados para relleno de credenciales, scraping de datos y ataques DDoS. Incluso algunos de los bots menos perjudiciales, como los rastreadores web no autorizados, pueden interrumpir el analytics del sitio y generar fraude de clics.
Pero más allá del ruido estadístico generado por los bots, éstos pueden desencadenar diversos crímenes cibernéticos como la suplantación de identidad y muchos otros relacionados con operaciones fraudulentas.
Actualmente, el 22% del tráfico de bots maliciosos llega de Europa proveniente de servicios de alojamiento o IP residenciales.
Sin embargo, en México hay evidencias de que muchos de esos “seres sin vida” han sido soltados durante este sexenio de manera recurrente desde instituciones públicas (el poder político ) para denostar y amenazar a los opositores al gobierno, aunque también, es justo decirlo, esa práctica de mensajes maliciosos se le ha revertido al propio aparato gubernamental en muchas ocasiones.
De nuevo estamos en tiempos electorales y esa práctica está a todo lo que da en las entidades federativas en donde se renovarán sus gubernaturas.