El sindicato de sobrecargos está jugando con fuego en el estira y afloja con Aeroméxico.
En la víspera de la temporada de verano y a pesar de haber llegado a un acuerdo ante la Secretaria del Trabajo al mando de Alfonso Navarrete Prida, el conflicto laboral entre Aeroméxico y la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA) se revive.
La explicación radica en la para muchos extraña postura de Ricardo Del Valle, líder gremial, quien no presentó en tiempo y forma, vamos, ni siquiera informó a sus representados, sobre los resultados de los trabajos que suscitaron durante todo el mes de junio con el tema de las condiciones de los nuevos sobrecargos y que dieron lugar a la creación de un Contrato B para los sobrecargos de nuevo ingreso.
Sencillamente el líder incumplió con lo pactado con la aerolínea del caballero águila y, por supuesto, con las autoridades labórales en lo que algunos han interpretado como una maniobra política de la izquierda y que tendría como rehén a la aerolínea, con todos los riesgos que ello representa.
El caso es que la aerolínea que comanda Andrés Conesa Labastida no lo quedó de otra más que reiniciar el procedimiento de Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica que había suspendido indefinidamente luego del arreglo que habían supuestamente establecido las partes apenas el primero de junio pasado y que debió entrar en vigor esta misma semana.
Ahora habrá que esperar los peritajes y las resoluciones que tome la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje al respecto y todo indica que se forzará una revisión al Contrato Colectivo de Trabajo con todo lo que ello puede implicar para las prestaciones de los actuales trabajadores de la aerolínea, pero peor aún, lesionando una relación laboral que se basa en la confianza y en honrar la palabra.
Aeroméxico requiere de condiciones más flexibles en lo laboral para poder competir con Volaris e Interjet que siguen creciendo, y como lo digo el secretario de ASSA tal parece que ya se le olvidó que con mal arreglo en lo laboral dejó herida de muerte a Mexicana de Aviación que no tiene para cuándo regresar a volar después de casi tres años de crisis.
La base sindical debe entender que la competencia crece en el negocio de la aviación comercial de nuestro país y que Aeroméxico, si bien ha ampliado sus inversiones de forma significativa, debe tener mejores costos en lo laboral.