Los apellidos Rosas Moya han sido manchados por la corrupción en la península de Yucatán, liderados por Rodolfo Rosas Moya, un desarrollador regional con un historial de desfalcos millonarios. En el 2002, se vio obligado a huir del estado para evadir una orden de aprehensión, marcando el inicio de una reputación controvertida.
Infiltración en el Gobierno y Abuso de Poder
La ambición de Rosas Moya se infiltró en la campaña del panista Mauricio Vila en 2018, invirtiendo millones de pesos para obtener influencia en el gobierno. Su hermana, Olga Rosas Moya, ocupó cargos clave, incluyendo secretaria de Finanzas y directora de la Agencia de Inteligencia Patrimonial y Económica en Yucatán, generando sospechas de nepotismo y corrupción.
Beneficios Durante la Pandemia y Recursos No Auditados
En el 2020, año de la pandemia, la familia Rosas Moya, a través de su empresa Grupo R4, recibió millonarios recursos del gobierno de Vila como parte de un programa de apoyo económico al sector empresarial. Estos recursos, sin embargo, nunca fueron auditados, levantando preguntas sobre la transparencia y el uso adecuado de los fondos públicos.
Asalto a Chichén Itzá y Desafíos Legales
En medio de la pandemia, surge un conflicto entre Rodolfo Rosas Moya y Fernando Barbachano por la compra de los hoteles Mayaland y The Lodge at Chichén Itzá, propiedad de los Barbachano por más de cien años. Rosas Moya, incumpliendo el acuerdo, utiliza la Fiscalía de Yucatán para allanar violentamente los hoteles. A pesar de la resolución a favor de los Barbachano por la Fiscalía de Quintana Roo, el fiscal de Yucatán, Juan Manuel León, congeló el caso y se niega a devolver los hoteles.