El Senado de la república aprobó en tiempo y forma la reforma hacendaria y la Ley de Ingresos, a pesar de la crisis que se generó por el abandono de la fracción panista.
La reforma hacendaria llegó a la Cámara de Diputados con 14 modificaciones que, previamente llevaba etiqueta de acuerdos, misma que ayer fue aprobada y turnada al Ejecutivo para su promulgación.
Los senadores del PAN no daban crédito que once perredistas, encabezados por su coordinador Miguel Barbosa le hayan dado el voto a la reforma hacendaria.
No hay duda que les dolió que Armando Ríos Piter se haya convertido con su voto en la Comisión de Hacienda, en el fiel de la balanza.
El panista Roberto Gil le reclamó hasta los últimos minutos del debate; se gritaron de todo y con todo.
Para nadie era secreto que los votos serían en alianza del PRI con Emilio Gamboa y el Verde de Jorge Emilio González, con el PRD para empujar la reforma Hacendaria, como ocurrió en San Lázaro.
Gracias que empujaron el voto, el PRD con Barbosa creció sus bonos y permitió lograr mayor margen de negociación. Son ellos los que le dieron el empujón para sacar esta reforma. Hoy sabemos que permitió acercarse con Luis Videgaray de Hacienda, para junto con el PRI de Gamboa, acordaran las modificaciones que peleaban.
Ya le he comentado en varias ocasiones sobre el desarrollo en San Lázaro, que fueron los amarres del mandamás del PRI, Manlio Fabio Beltrones con el PRD de Silvano Aureoles y el Verde deArturo Escobar para conseguir una abundante votación y librar la hacendaria. Los panistas de Luis Alberto Villarreal votaron en contra y ayer lo repitieron.
Naturalmente que en el Senado, cuando comenzó la discusión en Comisiones, el coordinador del PAN, Jorge Luis Preciado se fue a la yugular contra el PRI y PRD y que no se prestaría a esa alianza que ya traían muy claro el voto a esa reforma.
El rechazo se convirtió en un herramienta para el propio Ernesto Cordero, que como usted sabe busca la dirigencia nacional de su partido. Habló del rechazo y rechazo a esa reforma.
Bueno, el escenario fue propicio para el senador Manuel Camacho Solís, que lo acusan de ser el autor de la crisis que empujó junto con el PAN, retrasar la aprobación de la miscelánea fiscal, tal vez quería hacer una copia de lo ocurrido en Estados Unidos.
Que es un personaje que por carecer de peso político, simplemente se identifica de recurrir a todo tipo de argucias para imponer su ritmo en el Senado, pues dicen los que saben que lo hace con la finalidad de cotizar muy cara la reforma político-electoral.
Tal vez Camacho prendió la mecha y los panistas reaccionaron en abandonar el Pleno en la madrugada cuando se discutía esa reforma fiscal. Ahí brotó la crisis y ahí comenzó el retraso. Si bien los panistas no soportaron el voto de Ríos Piter, éste les restregó una y otra vez que votó a favor de esta reforma, porque va a favorecer a las clases vulnerables, y las entidades más castigadas del sureste. Que con el voto de los once senadores del PRD, es porque están seguros que con ello se pueden construir cosas buenas para el país. Por eso votaron.
Otra vez salió a flote el recién nombrado Jefe de la Oficina del Miguel Angel Mancera, el ex legislador, Javier González Garza que se relamía los labios para saborear el poder. Resulta que tomó parte primordial en la instalación del Consejo de Desarrollo Económico en donde su titular, Salomón Chertorivsky debía ser el funcionario que llevara la batuta. Que anda alardeando en los pasillos del Palacio del Ayuntamiento que es el único que puede sacar los problemas ante la ausencia de su jefe. Como la ve. A ver que dice Mancera cuando regrese de su gira de Rusia.
Reconocen con homenaje. Ayer el periodista Miguel Reyes Razo, de nuestra casa editora OEM, que preside Don Mario Vázquez Raña, fue apapachado por los mandamás de la Cámara de Diputados, Manlio Fabio Beltrones, Luis Alberto Villarreal, Ricardo Monreal, María San Juana, Enrique Aubry, Francisco Arroyo Vieyra y desde luego el diputado Presidente, Ricardo Anaya. También el coordinador de Comunicación Social, Oscar Argüelles.
Recibió la buena nueva para develar la placa de la sala de Conferencias del Palacio de San Lázaro, que, partir de ayer lleva su nombre, un hecho significante por reconocerle en vida. Anaya simplemente se refirió al hombre de gran corazón, de un lenguaje pulido y la risa contagiosa; cronista gramo por gramo, cuartilla por cuartilla. Son 46 años de plasmar las crónicas y más crónicas en el acontecer nacional. Presentes con el amigo y compañero, anote, entre un sinnúmero, al icono del periodismo en México, Jacobo Zabludovsky; Héctor Aguilar Camín y Angeles Mastretta.
