La Auditoría Superior de la Federación (ASF) vino a encender los reflectores sobre dos de los proyectos estrella del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, pues en su reciente informe señala un daño potencial o irregularidades por 2 mil 500 millones de pesos en las obras sexenales del Tren Maya y la Refinería Olmeca Dos Bocas.
Y aunque no se habla abiertamente de corrupción—al menos no todavía—el sobreprecio y la mala administración de recursos suenan casi tan escandalosos como un caso abierto de peculado.
Desde luego que esos excesos prendieron focos rojos en la Cámara de Diputados a pesar que su presidente de corte morenista, Sergio Gutiérrez ha tratado de defender todos los señalamientos de los opositores.
Ricardo Monreal, como mandamás de San Lázaro, defiende a los morenistas y no cesa de respaldar al gobierno de López Obrador, pues está convencido que son obras de gran interés para los mexicanos.
Pasa lo mismo n el Senado, su presidente, el morenista, Gerardo Fernández Noroña y el líder d ela bancada de Morena, Adán Augusto dan por hecho que no hay irregularidades, a pesar que la Auditoria Superior de la federación ha documentado y ventilado en su informe oficial.
Bueno, si algo ha caracterizado al Tren Maya y a la Refinería Olmeca Dos Bocas es su espectacular “inflación interna”: los presupuestos iniciales se han disparado a tal grado que parecen no tener techo: En el caso del Tren Maya, se hablaba originalmente de un costo cercano a los 120 mil millones de pesos, para luego escalar hasta los 200 mil millones, y posteriormente según cifras actualizadas de FONATUR, rebasar los 300 mil millones de pesos. ¡Y contando!
Por su parte, la Refinería Olmeca Dos Bocas arrancó con una estimación inicial de 8 mil millones de dólares, pero poco después, la propia Secretaría de Energía (Sener) ajustó la cifra a 12 mil millones, y hoy algunos especialistas hablan de un costo real que podría rondar los 16 o 18 mil millones de dólares. Es decir, no solo voló la modesta proyección inicial, sino que se convirtió en un “barril sin fondo” al que siguen echando billetes con la esperanza de que, un día, la refinería empiece a producir como prometía el discurso oficial.
El informe de la ASF señala anomalías que van desde sobreprecios en materiales y servicios, hasta pagos mal justificados en contratos y deficiencias en la supervisión de obras, por esola pregunta no es si alguien se “robó” ese dinero, sino por qué la administración pública no está ejerciendo un control más estricto en dos megaproyectos tan importantes.
A fin de cuentas, puede ser igual o más dañina la negligencia o la falta de capacidad profesional para manejar a los contratistas y fiscalizar los recursos que un acto de corrupción hecho y derecho. Da igual si el dinero se pierde por fraude o por mala planeación: el impacto para la economía es gigantesco.
Las autoridades responsables tienen la obligación de solventar las observaciones de la ASF, pero aun así no deja de ser preocupante que se repita la historia de presupuestos iniciales que se disparan hasta límites insostenibles.
En un país donde cada peso cuenta descubrir que los proyectos insignia pueden estar drenando miles de millones de pesos es, cuando menos, alarmante, y anote: No se trata de descalificar las obras, sino de exigir que se hagan con planeación adecuada, transparencia y responsabilidad.
La administración actual todavía tiene la oportunidad de solventar los señalamientos de la ASF y demostrar que no todo lo que huele a irregularidad es corrupción, pero queda la amarga sensación de que se ha operado con prisa, con escaso rigor y con un entusiasmo constructor que no siempre viene acompañado de una buena planeación.
El Tren Maya y la Refinería Dos Bocas siguen siendo cartas fuertes en el discurso gubernamental, pero si la bola de nieve de sobrecostos no se detiene, corremos el riesgo de quedarnos con monumentos inacabados y facturas abultadas que terminarán pagando todos los mexicanos. Y, aunque no exista denuncia formal por corrupción, el golpe a la confianza y a la eficiencia del gobierno podría ser aún más profundo que cualquier escándalo de peculado. En tiempos en que las finanzas públicas deberían ser sagradas, estos “boquetazos” al erario no solo lastiman el presente, sino que hipotecan el futuro de México.
BAJO LUPA DE TRUMP, GOBER DE TAMAULIPAS
Al gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal no le cayó nada bien que hayan exhibido la carta donde asignó como asesor Honorifico de su gobierno a Juan Pablo Penilla Rodríguez y que hoy se ventiló, mediante un oficio como asesor jurídico de Ismael “El Mayo” Zambada.
El nombramiento se registró el 10 de enero del 2023, con fecha de Ciudad Victoria, Tamaulipas, justo antes del secuestro de cuatro estadounidenses que costó la muerte de uno de ellos, cuando cruzaron la frontera para ir a una cita de belleza de una mujer de e grupo.
Américo Villarreal está bajo la lupa del gobierno de Estados Unidos, igual que el de Sinaloa, Rubén Rocha. El Presidente Estadunidense, Donald Trump, acusó al gobierno de México de estar involucrados con los cárteles del narcotráfico, una acusación que levantó ámpula en Palacio Nacional.
El gobierno de Claudia Sheinbaum está cruzando una línea muy delgada por las acusaciones que le hace Trump y con presiones de imponer aranceles si no se cumplen diferentes tareas. Hubo una tregua que ofreció el estadounidense de 30 días cuyo plazo se vence el 4 de marzo. Como difícilmente se sabe cuáles fueron las tareas, entonces la expectativa esperar la fecha y que decide.
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