En plena campaña de la declaración anual, millones de contribuyentes mexicanos dejan pasar la oportunidad de recuperar parte del dinero que han pagado en impuestos.
Pese a que la legislación mexicana contempla diversas deducciones personales para aliviar la carga fiscal, una buena parte de los mexicanos ni siquiera se plantea solicitarlas. ¿La razón? Una combinación de desinformación, inseguridad y mitos persistentes que generan dudas sobre qué se puede deducir y qué no.
Según estimaciones de TaxDown, la plataforma que combina tecnología, IA y asesoramiento fiscal personalizado, 8 de cada 10 mexicanos tiene saldo a favor en el SAT, pero la mayoría de los contribuyentes nunca lo reclama, y uno de los principales motivos es la confusión sobre las deducciones personales. “Existe una enorme brecha entre lo que el sistema fiscal permite y lo que efectivamente aplican los ciudadanos. Muchos mexicanos asumen erróneamente que deducir gastos es complejo, que no vale la pena o que incluso puede generar problemas con el SAT. Sin embargo, ya estamos fiscalizados desde que cobramos una nómina o emitimos una factura. Declarar correctamente y pedir una devolución no debería generar temor, sino sentido de justicia fiscal“, explica Óscar Sosa, Country Manager de TaxDown en México.
Quienes sí lo hacen pueden recuperar hasta 14,300 pesos cada año, dependiendo de sus gastos y régimen fiscal. “Este dinero ya fue pagado. No se trata de un beneficio extra ni de una ayuda social. Es un derecho fiscal que, por desconocimiento o miedo, millones de mexicanos están dejando pasar”, añade Sosa.
Los mitos fiscales que cuestan millones de pesos cada año a los mexicanos
Los expertos de TaxDown han identificado los principales mitos que, año tras año, impiden a los contribuyentes mexicanos optimizar su declaración. Muchos de estos mitos han sido repetidos durante años por familiares, amigos o en redes sociales, y aunque parezcan creencias inofensivas, en la práctica suponen pérdidas económicas importantes para quienes no aprovechan las deducciones fiscales a las que tienen derecho.
• “Deducir gastos aumenta el riesgo de ser auditado”
Este es uno de los temores más comunes y, a la vez, menos fundados. El SAT ya conoce todos los ingresos formales del contribuyente. Pedir una devolución no incrementa el riesgo de revisión, siempre y cuando todo esté documentado y dentro del marco legal.
• “Solo pueden deducir quienes trabajan por su cuenta”
Otro error común. De hecho, la mayoría de quienes tienen saldo a favor pertenecen al régimen de sueldos y salarios. Los asalariados también pueden deducir gastos médicos, colegiaturas, intereses hipotecarios y aportaciones al retiro, entre otros conceptos.
• “No vale la pena, yo gano poco y las deducciones son pequeñas”
Este mito genera que muchos contribuyentes ni siquiera revisen su situación fiscal. Sin embargo, incluso con ingresos modestos es posible tener saldo a favor. Según datos de TaxDown, el promedio oscila entre los 6,500 y los 14,300 pesos por persona.
• “El SAT ya precarga la información, no tengo que hacer nada”
La precarga es solo un punto de partida. Muchos gastos deducibles no se incluyen automáticamente, especialmente si las facturas están mal emitidas o el concepto no fue clasificado adecuadamente.
• “Ya me hicieron el ajuste anual en la empresa, no necesito declarar”
Aunque la empresa haga el ajuste anual, el derecho a pedir una devolución es personal. El SAT solo devuelve automáticamente si se presenta la declaración.
• “El proceso para pedir una devolución es largo y complicado”
El proceso puede parecer tedioso si se hace manualmente. Sin embargo, plataformas como TaxDown permiten hacer todo en minutos y con acompañamiento experto.
• “Si pagué en efectivo, también vale”
No. Para que un gasto sea deducible debe haberse pagado mediante medios electrónicos (tarjeta, transferencia o SPEI). Los pagos en efectivo no permiten la trazabilidad requerida por el SAT.
¿Qué gastos se puede deducir en la declaración anual?
Entre los conceptos más habituales que permiten generar un saldo a favor ante el SAT se encuentran:
- Gastos médicos y hospitalarios.
- Colegiaturas, desde nivel preescolar hasta bachillerato.
- Intereses reales pagados por créditos hipotecarios.
- Aportaciones voluntarias a planes de retiro.
- Donativos a instituciones autorizadas.
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