Última actualización el abril 23, 2025
Tiempo de lectura: 2 minutosEl dólar estadounidense (USD) continúa navegando aguas turbulentas, enfrentando una presión bajista intensificada que pone en tela de juicio su tradicional papel como uno de los principales activos de refugio a nivel global.
La reciente caída del índice DXY por debajo del nivel de 99, alcanzando mínimos no vistos desde principios de 2022 en torno a los 98.2 puntos, subraya la creciente incertidumbre en los mercados financieros.
Esta debilidad no surge en el vacío. Durante años, la percepción de los activos estadounidenses como un puerto seguro ha sido gradualmente erosionada. La agresiva postura comercial de Estados Unidos en el pasado reciente ya había sembrado dudas sobre si sus activos podían seguir considerándose un refugio infalible. A esto hay que sumarle la instrumentalización de activos financieros occidentales como herramienta de sanción tras la invasión rusa de Ucrania en 2022, un movimiento que alertó a inversores globales sobre los riesgos geopolíticos inherentes incluso en los mercados considerados más seguros.
Sin embargo, la dinámica actual introduce una nueva y potente capa de incertidumbre: la renovada presión política sobre la independencia de la Reserva Federal (Fed). Las recientes declaraciones del presidente Trump, exigiendo recortes de tasas de interés y cuestionando abiertamente la permanencia del presidente de la Fed, Jerome Powell, resuenan con fuerza en los mercados. La independencia de la Reserva Federal es un pilar fundamental de la credibilidad del dólar. Cualquier percepción de interferencia política directa en la política monetaria socava la confianza de los inversores de manera significativa.
Este patrón de presión sobre la Fed no es nuevo, recordando las tensiones vividas durante el primer mandato de Trump. No obstante, su resurgimiento en el contexto actual, donde la sensibilidad sobre la estabilidad de los activos estadounidenses ya es elevada, actúa como un catalizador para la debilidad del dólar. La reacción en otros frentes del mercado también ha sido palpable, con caídas en los índices bursátiles como el S&P 500 y el Dow Jones, y un fortalecimiento notable de divisas como el euro, que ha superado la marca de $1.15 frente al dólar.
Mirando hacia adelante, la trayectoria del dólar parece estar ligada a una compleja interacción de factores. Las políticas comerciales y sus repercusiones en la inflación y el crecimiento económico seguirán siendo determinantes. Sin embargo, la sombra de la interferencia política en la autonomía de la Fed añade un riesgo considerable. Mientras persista la incertidumbre sobre la independencia de la Fed, es probable que veamos una mayor volatilidad y una potencial debilidad estructural para el dólar estadounidense. El estatus del dólar como el activo de refugio por excelencia ya no puede darse por sentado; está siendo activamente puesto a prueba.”
- Análisis de Quásar Elizundia, Estratega de Investigación de Mercados- Pepperstone
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