El Euro ha pasado de ser la moneda que podría sustituir al dólar como moneda reserva, a ser la fuente de mayor especulación. Además, existen cada vez más serias dudas sobre la permanencia de algunos de sus miembros.
El euro fue creado como moneda única con el fin de evitar crisis, de acuerdo a lo establecido en el Tratado de Maastricht (1992) en donde los puntos de convergencia requeridos para que un país ingrese a la Eurozona son una deuda pública menor al 60% del PIB y un déficit público menor al 3% del PIB. Hasta el 2008 los objetivos del euro aparentemente se habían cumplido. No obstante, el creciente endeudamiento de los gobiernos para sobrellevar la crisis, las lagunas en el cálculo de deuda gubernamental y el conflicto de intereses de los países miembros provocaron los déficit fiscales de los llamados PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España por sus siglas en inglés), rompiendo el paradigma del euro fuerte.
Ya pasaron casi dos años de que Grecia recibiera el primer rescate (mayo 2010) y las especulaciones en el mercado continúan apuntando a que no será capaz de pagar sus deudas en el tiempo y plazo acordado. Cabe mencionar que el siguiente pago lo tiene programado para el 20 de marzo (14,435,000 millones de euros por concepto de principal y 620,705 millones de euros por concepto de intereses) y los líderes de la UE están tratando de postergar la entrega del rescate para después de las elecciones (abril), para asegurar que el nuevo primer ministro cumpla con las medidas acordadas. Lo anterior debido a que la UE ha perdido la confianza en el gobierno griego, que en repetidas ocasiones ha acordado medidas de austeridad y no las ha llevado a cabo.
Cabe mencionar que el hecho de postergar el rescate implicaría una moratoria, pero con el visto bueno de la UE. Sin embargo si el primer ministro electo rechazara las medidas de austeridad se tendría una moratoria no ordenada que incapacitaría a Grecia de recibir nuevos rescates y el Banco Central Europeo no podría comprar deuda de este país. Además, si Grecia no pudiera cumplir con el pago de su gasto primario se paralizaría, lo cual tendría consecuencias económicas, políticas y sociales de magnitudes inimaginables.
El alargamiento del rescate y consecuentemente del pago de la deuda resultará en una mayor aversión al riesgo de los inversionistas y por lo tanto en un incremento en la volatilidad en los mercados financiero y cambiario, ya que se especula que sería la inminente salida de Grecia de la Eurozona o bien el inicio de un alargamiento indefinido del pago de la deuda, es decir una moratoria en la cual se acostumbre poco a poco en el mercado. La volatilidad sería temporal y eventualmente se regresaría a la tendencia que se tenía antes del evento ya que el mercado ha contemplado esta posibilidad desde hace varios meses, con excepción del euro el cual se espera siga volátil el resto del año.
La UE debe asegurarse de que la banca no caerá en una falta de liquidez ante la probable moratoria de Grecia y que los demás países no se verán tan afectados, por lo que parece que están comprando tiempo para mejorar la posición de los bancos y preparar al mercado.
En Grecia el gasto de gobierno es principalmente corriente, es decir la erogación que se realiza y que no tiene una como contrapartida en la creación de un activo, sino que constituye solamente un acto de consumo; es decir, los gastos que se destinan a la contratación de empleados y a la compra de los bienes y servicios necesarios para el desarrollo de las funciones administrativas. Además, de acuerdo a la constitución de Grecia no está permitido despedir a los empleados del gobierno, por lo que una vez que se contrata a alguien genera una carga que no puede ser compensada con una baja. En este sentido, la situación de Grecia empezó a dificultarse entre el 2004 y 2009 cuando el gobierno contrató más de 100 mil nuevos funcionarios y subió los sueldos de forma significativa, lo que hizo subir el gasto en nómina en aproximadamente 70%.
La economía de Grecia depende principalmente del turismo y en el 2009 tuvo una baja importante de ingresos debido a la recesión global. Como consecuencia la recaudación del gobierno disminuyó y las cuentas, que de por sí ya mostraban problemas, llevaron al país prácticamente a la bancarrota. Además, debido a que el gasto se dio en el rubro de nóminas no existe un activo que los ciudadanos sientan propio y que haga que estén dispuestos a aceptar las medidas de austeridad. El resultado ha sido protestas y disturbios que disminuyen aun más los ingresos por turismo.
Grecia tiene 3 años en recesión y en el 2011 su PIB cayó 7%. Ya que se espera que continúen los disturbios, el turismo seguirá deprimido en ese país y como consecuencia la recaudación del gobierno, imposibilitando alcanzar las metas fiscales propuestas.
El caso de Portugal e Irlanda es diferente. Si bien Portugal lleva 5 trimestres consecutivos con disminuciones en el PIB (una recesión es considerada a partir de 2 trimestres con bajas), su gasto tiene una mezcla mejor proporcionada hacia la infraestructura, por lo que el impacto de las medidas de austeridad ha sido menor que en Grecia.
España e Italia muestran también problemas importantes en su economía. En España la tasa de desempleo es aproximadamente del 20%, mientras que en Italia se acaba de confirmar la recesión. Asimismo, Alemania que es la economía más fuerte de la zona mostró una disminución en el PIB del cuarto trimestre del 2011.
Cabe mencionar que el gasto del gobierno representa aproximadamente el 50% del PIB de los países de la Eurozona y si se toma en cuenta que varios han implementado medidas de austeridad, el resultado es una disminución importante en el PIB, es decir una recesión que puede ser larga en tiempo y profunda en términos de las pérdidas en el empleo. Asimismo, la confianza de los inversionistas se ha mermado significativamente sobre el euro, por la ausencia de consenso en medidas creíbles para arreglar la situación fiscal de la zona.
Probablemente, la solución más rápida y efectiva en términos económicos sería que Grecia abandonara la Zona Euro o bien que se devaluara al euro. Sin embargo, la devaluación del euro estaría en contra del objetivo del Banco Central Europeo, porque las devaluaciones traen presiones inflacionarias.