La necesidad de elevar la producción de alimentos hace necesario cambiar las reglas en el campo mexicano.
Ya le he comentado que la FAO estima que de aquí al 2050 la demanda de alimentos en todo el planeta no verá freno, algo que no será ajeno a México dada la dinámica poblacional, y por el simple hecho que en estos años nos hemos convertido en importadores crecientes de granos básicos y alimentos procesados.
El reto radica en hacer más productivo al campo, algo que entiende bien el titular de Sagarpa, Enrique Martínez y Martínez.
Un ejemplo se da en la producción por hectárea de maíz que promedia 3 toneladas, aunque existen zonas del país que producen más de 8 toneladas, aunque todavía muy por debajo de las 11 toneladas que tiene Estados Unidos que goza de condiciones geográficas e hídricas excepcionales.
Un planteamiento para elevar la capacidad del campo mexicano que debería estudiarse lo tiene Grupo Carroll de México, el mayor productor de carne de cerdo del país y que comanda Victor Ochoa.
Se trata de acabar de una vez por todas con los precios de indiferencia para granos como el maíz y el sorgo que se han convertido en auténtico incentivo para importar granos.
El problema que ante el supuesto de beneficiar a los productores se infla de manera artificial el precio que en el caso del maiz resulta del doble con respecto a las cotizaciones que se tienen en la Bolsa de Chicago.
Carroll plantea pagar al productor de maiz y otros granos el precio internacional del grano más el flete que se requiere para poner el producto en sus granjas lo que sería un incentivo para ampliar la producción pecuaria y dirigir nuevas inversiones a partir de compras por contrato para los productores de granos.
La realidad es que Carroll destina al año la friolera de mil 100 millones de pesos a la importación de materias primas, recursos que podrían quedarse en el campo mexicano de haber una mayor disponibilidad de producto.
La propuesto que en su momento de dio a conocer al equipo de transición del presidente Enrique Peña Nieto es muy clara al señalar que al elevar los ingresos del campo se lograría paliar los niveles de pobreza, en el entendido que todavía dependen del surco unos 20 millones de compatriotas.
Lejos de ser una solución simplista la idea de Carroll es llevar más tecnología al campesino y hacer un mejor uso del agua que a fin de cuentas es el gran activo del campo.
Hace algunos años el gigante de la producción de cerdo sugirió eliminar el peaje para el transporte de productos pecuarios para destinarlo a mejores salarios y nuevas inversiones al campo, y como ejemplo refirió que un chofer al mes gana 12 mil pesos en 25 viajes entre Perote, Veracruz donde está algunas de sus granjas y la ciudad de México, cuando en ese mismo lapso la empresa destina 60 mil pesos al pago de casetas para transitar en las autopistas.
Por lo pronto, le puedo decir que Carroll ha sabido competir bajo las reglas vigentes y en este año seguirá canalizando nuevas inversiones para ampliar su productividad, hablamos del al menos 35 millones de dólares lo que permitirá elevar su producción en casi 20 por ciento a partir de las 140 mil toneladas de carne de cerdo que produjo en 2012.
Entre los proyectos de Carroll esta mejorar la genética de sus cerdos y producir electricidad a partir del gas metano que generan sus granjas elementos que le permitirán hacer frente a los precios altos de los granos.