El descenso del mes pasado constatado en la mayoría de las materias primas agrícolas y que luego contagió a los metales preciosos, se extendió la semana pasada en las materias primas vinculadas al crecimiento de la economía, como la energía y los metales industriales, provocando pérdidas generalizadas. Los que hasta ahora habían estado siempre a la cabecera, como el crudo Brent, el platino y el cobre, sintieron la presión de los inversionistas que redujeron sus exposiciones largas, y en el caso de algunas materias primas habían alcanzado niveles de sobre exigencia.
Esta última ronda de descenso fue provocada por China, que retiró una cantidad de dinero sin precedentes de su sistema bancario en respuesta a una explosión en el aumento del crédito. Por primera vez en ocho meses, el gigante asiático no pudo proporcionar liquidez y eso indica una preocupación creciente en torno a la inflación. Las inquietudes de que la economía se está recalentando fueron apoyadas por datos cuyos precios indican que las propiedades en la mayoría de las principales ciudades continúan aumentando a un ritmo inquietante.
Los metales industriales no tomaron bien esta noticia, ya que gran parte de la demanda pronosticada del cobre (viviendas e infraestructura) y el platino (automóviles) provino de China. Si el centro de atención permanece en la lucha contra la inflación más que en el crecimiento, la demanda de estos metales podría sentirse afectada. El resultado de la semana anterior fue que ambos metales bajaron casi un 4%.
Las actas de la última reunión de la Reserva Federal fueron publicadas el miércoles y se repetían las preocupaciones por parte de algunos miembros en la reunión anterior, ocurrida en diciembre. Aquella vez, algunos expresaron su inquietud respecto del efecto de una flexibilidad cuantitativa excesiva sobre los sistemas financieros, ya que las bajas tasas de interés llevaban el riesgo de que los inversionistas se vieran arrastrados a realizar inversiones aún más riesgosas.
El debate sobre cuándo se aminoraría o se detendría la tercera relajación cuantitativa sacudió a los mercados, especialmente al oro y la plata, dado que nuevamente surgió la pregunta sobre qué apoyo tendrían los metales preciosos una vez que finalicen las inyecciones de liquidez.
Por su parte, los índices de referencia DJ-UBS y el S&P GSCI sufrieron pérdidas ya que todos los sectores aparte de la agricultura se vendieron durante la última semana. El desempeño de ambos indicadores en 2013 varía y el S&P GSCI ha tenido un rendimiento gracias a su importante participación en el sector energético. En tanto, el DJ-UBS se ha trasladado a una zona negativa este año, y en gran parte se debe a su enfoque más diversificado, lo que ha generado una mayor exposición a los metales que se habían visto especialmente afectados.
Si observamos el desempeño entre las diferentes materias primas, constatamos que las pérdidas se concentraron en torno al sector energético y los metales, mientras que el sector agrícola, a excepción del gas natural, dio cuenta de todos las ganancias. También se destacó la soya, ya que la falta de lluvias en Argentina generó expectativas de una producción menor en un momento de gran demanda por parte de China.
Correcciones saludables para el sector energético
Tras una venta masiva de los metales industriales, el sector de la energía (especialmente los crudos tipo Brent y WTI y la gasolina) fue el único que salió ileso. Pero esto duró apenas hasta el jueves, cuando un aumento en los niveles de reservas de los Estados Unidos y una desaceleración de la demanda ante la inminente temporada anual de mantenimiento de las refinerías, provocaron cierto debilitamiento, y llevó a que ambos crudos quebraran los niveles de soporte existentes. La venta generalizada fue impulsada además por rumores no confirmados acerca de que un fondo de inversión en materias primas estaba liquidando activos. Tras 30 minutos de masacre, unos 70 millones de barriles de crudo WTI cambiaron de dueño y el descenso ha continuado al no poder volver a colocarse por encima del nivel de soporte previo que ahora constituye la resistencia en 95 dólares por barril.
Los datos semanales del Departamento de Energía de los EE.UU. confirmaron que las reservas del WTI siguen aumentando ya que la producción alcanzó su nivel más alto desde 1992 y las importaciones están en el nivel más bajo de los últimos diez años. Esto nuevamente atrae la atención al diferencial con el crudo Brent, que es el que mejor refleja el precio que los consumidores están pagando hoy en el mundo. Estados Unidos aumentó la oferta con posibilidades limitadas para la exportación, mientras que la creciente demanda de países emergentes como China se está viendo reflejada en un aumento en el precio del Brent. Durante la corrección, el diferencial se mantuvo elevado, dado que la presión a la venta sobre el WTI fue más fuerte por los motivos anteriormente mencionados.
De cara al futuro, es demasiado prematuro afirmar que se ha detenido este repunte en 2013, pero con el advenimiento de la temporada de mantenimiento, la demanda de crudo por parte de las refinerías del hemisferio norte parece apuntar a la reducción, lo cual pondría un tope a los precios al menos durante los próximos tres meses. Sin embargo, por ahora se vislumbra como una corrección saludable después de que las posiciones largas netas especulativas en ambos crudos estuvieran próximas a la sobreexigencia. Esta corrección también acercó un poco más el precio a los actuales datos económicos fundamentales como consecuencia del pronóstico – no confirmado – de un aumento en la demanda en el correr de este año.
La corrección del crudo Brent se detuvo al encontrar soporte en 113.15 dólares, cuyo nivel dirigieron dos elementos de soporte diferentes. Uno es el de la línea de tendencia a partir del nivel más bajo alcanzado en junio de 2012, mientras que el otro es el 38.2% de retroceso de Fibonacci del repunte recientemente constatado tras el nivel más bajo alcanzado en noviembre. Si no se puede mantener este nivel de soporte, podría darse una corrección más profunda, posiblemente bajando a 110 dólares el barril.
El oro, afectado por el cruce de la muerte y tambaleo del FOMC
La venta de metales preciosos que tanto para el metal dorado como para la plata ha continuado desde octubre, se aceleró la semana pasada provocando la caída del metal precioso hasta alcanzar el nivel más bajo en 7 meses. Una vez que quebró el punto más bajo de enero, el oro siguió cayendo hasta llegar a 1,555 dólares por onza antes de que los compradores reaparecieran previo al fin de semana. Los inversionistas de largo plazo y los no apalancados que operan mediante Productos Negociados en Bolsa también se vieron afectados, y durante la semana de cuatro días que finalizó el jueves, redujeron sus participaciones en 40 toneladas, lo que representa la reducción más importante de los últimos cinco años.
El centro de atención se mantiene en los pronósticos de la economía de los EE.UU. mientras que la mejora continua en los datos económicos clave trae el interrogante sobre cuándo se reducirán o se detendrán las medidas de flexibilización cuantitativa. Algunos miembros del FOMC expresaron su preocupación en la última reunión y esto ha derivado en un aumento del nerviosismo en el mercado, lo que aceleró el surgimiento de una señal técnica relativamente inusitada denominada “cruce de la muerte”.
Dicho cruce ocurre cuando la media móvil a 50 días se coloca por debajo de la media móvil de 200 días, y analizando datos históricos recientes, el gráfico indica por qué dicho quiebre inquieta a los inversores. Durante los últimos cinco años, sólo hemos visto cruces como este en tres ocasiones. En septiembre de 2008, generó una venta generalizada de 15% a partir de la fecha del cruce hasta que se estableció un mínimo. En abril pasado, ocurrió otro cruce que llevó a una venta masiva de 8% antes de llegar al nivel más bajo al mes siguiente. En el intervalo, un tercer cruce ocurrió en febrero de 2012, pero solo duró 13 días antes de ser descartado.
Ahora más que nunca el oro necesita un catalizador que pueda alejarlo de la zona de peligro representada por la banda situada entre 1,525 y 1,540 dólares. Los especuladores prácticamente han desaparecido, otorgando a los inversionistas un amplio margen para volver a participar en caso de que aparezca dicho catalizador.
Durante los días martes y miércoles de esta semana, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, comunicará el informe semi-anual del Banco Central sobre política monetaria y dado que las actuales objeciones respecto a una extensión de la tercera ronda de relajación cuantitativa provienen de una minoría dentro de la Fed, y tal vez quiera apaciguar las especulaciones sobre una desaceleración o incluso un alto en las medidas de estímulo monetario.
La cantidad de operadores especulativos que están operando con el oro a corto plazo ha aumentado dado que pusieron el ojo en la zona importante de 1,525 dólares, por debajo de la cual podría significar el final o al menos un alto importante en el repunte del oro que ha durado una década. Esto podría generar una próxima batalla de ingenio entre vendedores y aquellos que creen que el oro debería ser un integrante natural de cualquier cartera diversificada. Cualquier cambio en los datos económicos estadounidenses, que han mejorado en este último tiempo y también representaría un soporte para los precios.
El oro que había repuntado durante las últimas semanas ante un posible aumento en la demanda tanto industrial como de inversión, también sufrió un retroceso agudo, al aumentar el costo de la onza de oro al equivalente de 55 onzas de plata, tras un nivel bajo de 52.5. Los corredores de divisas, quienes estuvieron ocupados reduciendo su exposición larga al oro, se inclinaron menos a vender la plata debido a su doble uso como metal de inversión y metal industrial. Pero una vez que se aceleraron las ventas, se vieron obligados a responder y esto contribuye a explicar por qué la plata tuvo un desempeño tan negativo.