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El reto de la informalidad en México

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Operar en la informalidad nos sale caro a todos

La economía informal es un problema de alto impacto en México, y sus efectos negativos no se ven reflejados únicamente en una menor generación de recursos como país, también afectan de manera directa a los negocios que se encuentran en esta situación debido a que una mala administración puede significar al fracaso de una empresa, además de las importantes implicaciones legales para los dueños de las mismas. La informalidad no es un fenómeno plano, y mantiene una relación con diversos factores de tipo estructural que impactan directamente en las actividades económicas y el bienestar social; debido a esto, se trata de un problema que requiere ser atacado desde diversos frentes.

En promedio, los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), de la cual México es parte, obtienen el 33% de su Producto Interno Bruto (PIB) de la recaudación tributaria, mientras que nuestro país alcanza apenas un 18% mediante este canal. De acuerdo a un estudio conjunto entre el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), y el Tecnológico de Monterrey, si fuéramos capaces de acaparar todo el potencial de IEPS, ISR e IVA, se podría aumentar la recaudación en 6.7 puntos porcentuales del PIB.

Debido a las agravantes que esto trae a la población y la economía mexicana, en 2014 se puso en marcha el Régimen de Incorporación Fiscal (RIF), teniendo como objetivo primordial alcanzar un incremento generalizado de la productividad, dando cabida a todos los sectores económicos de la población. Fundamentalmente, es una nueva manera de tratar de estimular a aquellos que están en la economía informal, para que se inscriban y puedan estar en la economía formal.

Este régimen contempla a todas aquellas personas físicas que tengan a actividades empresariales y/o arrendamiento cuyos ingresos no superen los 2 millones de pesos y su actividad no requiera título profesional.

Según datos de Enconta, empresa mexicana dedicada a ofrecer servicios contables integrales, 33% de sus clientes pertenecen al RIF. “Prueba de la importancia de inscribirse al Régimen es que los clientes que nos han buscado para la asesoría e integración al RIF han encontrado satisfacción en los beneficios que trae para su actividad profesional obrar dentro del marco formal, entre los que se encuentran descuentos en el pago de sus impuestos, financiamiento e incluso seguridad social “, explica Marco García, representante de Enconta.

A pesar de lo antes mencionado y las herramientas que tenemos a disposición, según datos del SAT de los más de 22 millones de contribuyentes dados de alta en 2016, tanto físicos como morales, solo se han realizado 6.6 millones de declaraciones anuales. Formar parte del sistema de la economía formal, implica beneficios en varios niveles, que van desde el crecimiento de los pequeños negocios, a través de los programas de apoyo y financiamiento, hasta la contribución al desarrollo conjunto de la nación. “La informalidad afecta a las empresas, debido a la falta de control sobre la misma; a los clientes por la imposibilidad de sustentar los negocios realizados con tal o cual proveedor; y al país por la falta de recaudación fiscal. Nuestra obligación es impulsar el desarrollo de la economía mexicana, haciendo uso de las herramientas legales que tenemos a nuestra disposición y el reto está en comunicar correctamente los beneficios de hacerlo”, finalizó Marco García.