Fitch Ratings revisó a Negativa desde Estable la Perspectiva de las calificaciones de largo plazo en moneda extranjera y local de México y afirmó las mismas en ‘BBB+’. También afirmó las calificaciones de los bonos sénior no garantizados en moneda extranjera y local de México en ‘BBB+’, el techo país en ‘A’ y las calificaciones de corto plazo en moneda extranjera y local en ‘F2’.
Factores Clave de las Calificaciones
La revisión de la Perspectiva de México refleja los mayores riesgos a la baja en la perspectiva del crecimiento económico del país y los desafíos que ello podría implicar para la estabilización de la carga de deuda pública. El crecimiento ha tenido un desempeño más bajo que el de sus pares de calificación y la carga de deuda pública en general ha aumentado de forma constante en años recientes. El triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos (EE. UU.) ha incrementado la incertidumbre económica y la volatilidad de los precios de los activos en México. Esto ha sido a raíz de que el presidente electo ha aludido a la renegociación o terminación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con México y a controles de inmigración más estrictos.
El perfil de crecimiento modesto de México es una limitante de calificación. El promedio a 5 años de su producto interno bruto (PIB), de 2.4%, es menor que la mediana del grupo calificado en BBB, de 3.1%. Fitch redujo sus proyecciones de crecimiento para México a menos de 2% para 2017, considerando que persisten riesgos a la baja. La agencia opina que la demanda interna y el crecimiento económico serán afectados por una incertidumbre económica mayor, reflejo de las dudas sobre la posible renegociación del TLCAN y políticas de inmigración más estrictas por parte de EE. UU., así como por la volatilidad del peso mexicano, la caída persistente de la producción petrolera y el endurecimiento de la política económica. Una inflación mayor también podría dificultar el crecimiento del consumo. Pese a un peso mexicano más competitivo, la producción industrial débil de EE. UU. ha inhibido el desempeño de las exportaciones manufactureras de México.
Las políticas comercial y de inmigración de EE. UU. son de suma relevancia para México. Los vínculos comerciales y financieros que México mantiene con dicho país han aumentado considerablemente desde la implementación del TLCAN en 1994. Diversas industrias (en particular la automotriz) han incrementado su integración entre ambos países. Más de 80% de las exportaciones mexicanas se destina a EE. UU., país que constituye también una de sus fuentes principales de flujos de inversión extranjera directa. Cada año, México recibe alrededor de 2% del PIB en la forma de remesas de trabajadores, predominantemente desde EE. UU.
Los intentos de renegociar el TLCAN o inhibir la actividad de subcontratación por parte de EE. UU. hacia México podrían resultar perjudiciales para el sector mexicano de exportación manufacturera y afectar negativamente al empleo, la inversión (incluyendo la inversión extranjera directa) y el crecimiento económico del país. El déficit de cuenta corriente del país se ha agudizado en cierta medida en años recientes (de estar por encima de 1% del PIB en 2011−2012 a cerca de 3% en 2015) y cualquier impacto en el comercio y las remesas podría conducir a una senda de deterioro continuo. Por otra parte, el financiamiento del déficit de cuenta corriente también podría ser menos favorable si el flujo de la inversión extranjera directa decreciera.
Las finanzas públicas han enfrentado presiones por la caída de los ingresos provenientes del petróleo, aunque la expansión de la base de ingresos no-petroleros, a raíz de la reforma tributaria de 2013, y los recortes del gasto han ayudado a amortiguar este impacto. El gobierno también ha estado trabajando en la consolidación de los balances presupuestales pese a la afectación de los ingresos petroleros. Al mismo tiempo, Petróleos Mexicanos está ajustando su presupuesto para afrontar el entorno de precios deprimidos del crudo. El presupuesto 2017 de México contempla una consolidación mayor en sus balances y apunta a un superávit primario del sector público no-financiero de 0.4% del PIB, el cual sería el primero desde 2008.
Un crecimiento económico débil y déficits primarios en años recientes, junto a una emisión única de deuda de las empresas estatales productivas, han conducido a una carga de deuda pública al alza. Por otra parte, un crecimiento económico menor, un peso mexicano débil y la volatilidad constituyen riesgos a la baja para la estabilización de la deuda pública. Fitch proyecta que la deuda pública general alcanzará alrededor de 47% del PIB en 2017, cifra contrastante con la mediana de 40.3% del grupo calificado en BBB, y destaca el deterioro continuo de la flexibilidad fiscal para enfrentar choques.
La presencia significativa de los tenedores en los mercados locales de bonos del gobierno puede ser una fuente de vulnerabilidad, en especial durante períodos de mayor incertidumbre y volatilidad financiera. La tenencia de deuda doméstica por extranjeros ha caído en cierta medida en meses recientes, permaneciendo por encima de 30% de los títulos de la deuda doméstica del gobierno. No obstante, reservas internacionales adecuadas, el acceso a una línea de crédito flexible fortificada del Fondo Monetario Internacional (ahora por USD88 mil millones, frente a USD67 mil millones anteriormente) y un tipo de cambio flexible deberían amortiguar y dar flexibilidad para enfrentar salidas de capital y volatilidad del mercado.
La depreciación aguda de la moneda nacional podría incrementar la inflación, la cual ha permanecido moderada. La inflación general alcanzó 3.3% en noviembre, poco más del centro del rango objetivo de 3%+/-1%. El banco central ya aumentó las tasas de interés en 200 puntos base en lo que va de 2016, incluyendo un incremento de 50 puntos base en noviembre, a fin de mejorar las expectativas de inflación.
Las calificaciones ‘BBB+’ de México se fundamentan en la base económica diversificada del país y su historial de políticas económicas disciplinadas que ha fundamentado la estabilidad macroeconómica y limitado los desequilibrios. Estas fortalezas contrarrestan las limitantes de calificación de México, las cuales incluyen su crecimiento económico históricamente moderado, debilidades estructurales en sus finanzas públicas, tales como reservas fiscales bajas en un contexto de dependencia de ingresos petroleros, así como un nivel relativamente bajo de intermediación financiera y debilidad institucional acentuada por incidencia alta de violencia relacionada con las drogas y la corrupción.
Modelo De Calificación Soberana (MCS) y Ajuste Cualitativo (AC)
El MCS propio de Fitch asignó a México un resultado equivalente a una calificación ‘BBB’ de largo plazo en moneda extranjera en escala internacional.
El comité de calificación soberana de México ajustó el resultado del MCS para alcanzar la calificación final de largo plazo en moneda extranjera, aplicando su AC en relación con pares calificados como a continuación:
– Macro: +1 nivel (notch) para reflejar el historial extenso de México de políticas económicas prudentes, consistentes y con credibilidad. Las autoridades continúan enfatizando la estabilidad macroeconómica en las acciones de sus políticas, lo cual ha limitado los desbalances macroeconómicos. Sin embargo, en opinión de Fitch, esta fortaleza relativa sigue una tendencia de deterioro, como lo reflejan los resultados débiles del crecimiento de PIB.
EL MCS de Fitch es el modelo de calificación de regresión múltiple propio de la agencia, el cual emplea 18 variables basadas en promedios acumulados de 3 años, incluyendo un año de proyecciones, para producir un resultado equivalente a la calificación de largo plazo en moneda extranjera. El AC de Fitch es un marco cualitativo prospectivo diseñado para permitir ajustar el resultado del MCS para asignar la calificación final, de manera que refleje factores dentro de las metodologías de Fitch que no son enteramente cuantificables y/o no están completamente reflejados en el MCS.
Sensibilidad de las calificaciones
Los factores principales que podría conducir, individualmente o en conjunto, a una baja de calificación son:
– un deterioro en los vínculos económicos, comerciales y financieros de México con EE. UU. que disminuyera las perspectivas de inversión y crecimiento o debilitara el balance general externo;
– un crecimiento económico débil y/o deterioro fiscal que imposibilitara situar la deuda bruta del gobierno/PIB en una trayectoria descendiente; materialización de pasivos contingentes que debilitara el balance general del soberano;
– un deterioro en la consistencia, flexibilidad y credibilidad del marco de política macroeconómica.
La Perspectiva es Negativa. En consecuencia, el análisis de sensibilidad de Fitch no anticipa acontecimientos con potencial de conducir a una acción positiva de calificación. Los acontecimientos futuros, de forma individual o en conjunto, que podrían resultar en la estabilización de la Perspectiva incluyen:
– un mejor desempeño económico y la consolidación fiscal exitosa que mejorara la perspectiva de la trayectoria de deuda pública;
– riesgos menores de disrupción de los flujos comerciales y financieros (incluyendo inversión extranjera directa) hacia México.
Supuestos Clave
– Fitch asume que la economía de EE. UU. crecerá 2.2% en 2017 y 2.3% en 2018.
– Fitch asume que los precios del petróleo (Brent) se recuperarán gradualmente a USD45 por barril en 2017 y USD55 por barril en 2018.