Por Ernesto Piedras
Ya conocemos al virtual presidente electo en México y con ello, ha dado inicio el proceso de transición que derivará en un Plan Nacional de Desarrollo para los próximos seis años, así como la definición de líneas de acción estratégicas a nivel sectorial, entre ellas, aquellas de telecomunicaciones y de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
Esto último debe ser una asignatura pendiente para la próxima administración, en razón de que a pesar de que se registran avances significativos en este sector a partir de la Reforma Constitucional (i.e. menores precios, mayor disponibilidad y acceso a servicios), persisten asuntos pendientes y retos latentes que atender.
En primer lugar, la gestación de la competencia efectiva. A más de un lustro de la Reforma, una de las promesas incumplidas ha sido el rebalanceo de los mercados hacia los operadores competidores.
Si bien tiene lugar un impulso competitivo entre los jugadores en términos de inversión y ofertas comerciales, el principal operador, también denominado Agente Económico Preponderante (AEP), ostenta 6 de cada 10 usuarios de telecomunicaciones, esto es, una reducción escasa de 4.5 puntos porcentuales de su participación de mercado en el agregado sectorial.
Otra de las asignaturas pendientes es aquella de la conectividad universal. Si bien ha crecido significativamente el acceso a internet entre hogares (44.0% del total) y unidades económicas (43.0% del total) durante la presente administración, aun no se ha alcanzado el mandato constitucional de contar con un acceso mínimo en 70% de los hogares y 85% de las MiPyMEs a nivel nacional.
Otro reto es la materialización de un gobierno, economía y sociedad plenamente digitales. Adicional a los esfuerzos de disponibilidad y accesibilidad universal de las TIC, se requiere la instrumentación de acciones efectivas para detonar el aprovechamiento óptimo de estas tecnologías en la vida social, productiva, educativa y de interacción gubernamental para todos los mexicanos.
Por otro lado, la generación de incentivos para la inversión en infraestructura e innovación sectorial, la cuarta revolución industrial, la neutralidad de la red, el internet de las cosas, una política fiscal integral para las telecomunicaciones, la transición a la provisión de servicios móviles 5G y la concreción de una política satelital, son algunos de los retos adicionales que tiene el gobierno próximo a entrar en funciones.
Propuestas del Gobierno Entrante
En términos generales, considerando tanto pronunciamientos como propuestas de la plataforma electoral y el Plan de Nación 2018-2024 emitidos por el virtual Presidente Electo y sus asesores, se identifica un posicionamiento que se enfoca principalmente en la ampliación de la cobertura de servicios.
Si bien se ha sostenido en diversas ocasiones que la administración entrante no planea cambios en el marco legal que hasta la fecha rige a la industria, sí se puede advertir un cambio de prioridades. En este sentido, se ha manifestado un menor protagonismo de aspectos de competencia económica para centrar esfuerzos en el incremento de la disponibilidad y adopción de servicios.
En lo que toca a la economía digital, hasta el momento se enfatiza su importancia, pero escasean planteamientos o propuestas específicas a superar los mayores retos que enfrenta su desarrollo. Mientras tanto, sobre el sector de radiodifusión se han detectado pronunciamientos a favor de un replanteamiento de los tiempos oficiales que recibe el Estado y en contra de montos elevados de gasto en comunicación social.
Por ahora cabe esperar a la definición específica de una estrategia sectorial que esperemos surja de las directrices emitidas desde la industria y las demandas sociales. Ello en forma de una Agenda Digital Nacional para los próximos años.