Por Miguel Tirado Rasso
Por si algo le hiciera falta al tricolor, en su desgracia, a su ex dirigente, Roberto Madrazo, se le “ocurrió”, hace unos días, revivir el polémico tema sobre el resultado de la elección presidencial de hace DOCE AÑOS. Aquélla de 2006, en la que el entonces candidato del PAN, Felipe Calderón, derrotara por una mínima diferencia de 0.56 por ciento de votos, al candidato de la Coalición por el Bien de Todos (PRD, PT y Partido Convergencia), Andrés Manuel López Obrador.
El clima político de entonces, lo reñido de la competencia y el estrecho margen de diferencia de votos entre ganador y perdedor, sumado a una inoportuna falla en el sistema de conteo de votos del IFE (la famosa caída del sistema), propiciaron que surgieran dudas sobre el resultado y que el alegato de fraude electoral dejara marcada, para la historia, esa elección.
El candidato de la Coalición nunca aceptó su derrota, reclamó el recuento de voto por voto y casilla por casilla y su partido, el PRD, demandó la anulación de los comicios. Alegatos, denuncias, manifestaciones y plantones no lograron conmover a la autoridad electoral que, el seis de julio, tras finalizar el cómputo de votos, emitiría su dictamen dando como ganador al candidato del PAN. En aquella elección presidencial, por cierto, el PRI terminaría, por primera vez en su historia, en tercer lugar, casi 14 puntos abajo del vencedor. Un presagio fatal de lo que, doce años después, significaría el mayor desastre político-electoral del otrora partido aplanadora.
Pues ahora resulta que Roberto Madrazo, candidato presidencial del tricolor en la elección de 2006, de pronto recuperó la memoria y decidió hacer su aportación a la historia electoral del país. Un tanto fuera de tiempo y, sin venir al caso, al menos así parece, declaró en una entrevista que, según sus actas de esa elección presidencial, no las de su partido, el PRI, Andrés Manuel López Obrador aventajaba al panista Felipe Calderón. Que de haber hecho el IFE un recuento total de votos, “como exigía una parte de la oposición…” sabía que podía haber resultado favorable para López Obrador, pero que no era su lucha entrar en ese debate, porque tampoco tenía todas las actas ”…me faltaban datos, me faltaba documentación, ” señaló.
Madrazo afirma que el candidato panista le pidió que lo respaldara en su triunfo presentando sus actas, a lo que él se negó, porque tampoco estaba seguro de que Calderón hubiera ganado. Y justifica su silencio de entonces, diciendo que no había querido “dinamitar la vida democrática del país”. Total, que al reconocer Madrazo que no tenía toda la información, porque le faltaban datos, su dicho pierde interés e importancia, pues no aporta ninguna novedad a aquel suceso, salvo la existencia de unas misteriosas actas, incompletas, diferentes de las del PRI y su duda, como la de otros, sobre quién obtuvo más votos.
Eso sí, después de 12 años, Madrazo revive el caso, inclinándose sutilmente por la teoría del fraude, lo que, en las actuales circunstancias, al ahora presidente electo, poco le aporta, por ser algo que quedó en el pasado, perdono pero no olvido, ha dicho, y muy superado con su histórica y contundente victoria electoral. Desde luego que esta revelación, no es una ocurrencia sin sentido y, como en política no hay coincidencias, podríamos suponer que, con esta confesión, el ex presidente del tricolor estaría haciendo méritos para ser incluido en la cuarta transformación.
Y es que el pasto, en los terrenos del PRI, tras el mayor fracaso electoral de su historia, está muy seco, mientras que el verdor del prado morenista de la acera de enfrente, resulta un atractivo difícil de resistir. Sobre todo, cuando la oferta de amnistía política, suponemos, continua vigente para todos aquellos que hagan acto de contrición.