Por Rogelio Varela
En diciembre del año pasado, el médico cirujano con posgrado en pediatría, José Alonso Novelo Baeza, fue nombrado titular de la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
Dada su trayectoria profesional, que delataba absoluta inexperiencia en materia de regulación sanitaria, su designación fue sorpresiva y controvertida, pero asumiendo que su especialidad en pediatría le dotaba de mayor sensibilidad que a su antecesor, había cierta esperanza para la familias con niños enfermos que han descubierto, casi por casualidad, que algún derivado del cannabis alivia sus síntomas y mejora su calidad de vida, y que han enfrentado al sistema legal para poder acceder a ellos.
Pero el escenario y la prometedora percepción se esfumó pronto frente a la inexperiencia o insensibilidad de Novelo Baeza, lo que quedó claro en su comparecencia ante la Comisión de Salud del Senado.
Como sabe, el precedente para la regulación del uso medicinal del cannabis lo sentó el caso de la niña Graciela Elizalde, Grace, quien padece el síndrome de Lennox-Gastaut, una variante de epilepsia infantil que se caracteriza por tener convulsiones muy frecuentes.
En octubre de 2015 los desesperados padres de Grace buscaron mediatizar su caso denunciando a la opinión pública la negativa de la Secretaría de Salud, de otorgarles un permiso para importar un medicamento con cannabidol, cuya ingesta, -0.40 mililitros al día declaraban los padres-, le atenuaba tanto la intensidad de los ataques como su frecuencia, -pasaban de 400 a 15 al día-; había una mejoría en la calidad de vida de la menor.
La mediatización del caso dio resultados y la Cámara de Diputados autorizó el 29 abril de 2017, el uso medicinal y científico del cannabis al reformar .la Ley General de Salud.
El caso es que la llegada de un pediatra a la Cofepris, se consideró promisoria por las madres y los padres que ven en el cannabis medicinal una esperanza para sus hijos, perspectiva que duró apenas unos meses, pues el 27 de marzo de este año la Secretaria de Salud, a través del organismo que encabeza Novelo Baeza, revocó los lineamientos del Congreso.
Pasamos así, de una muy mala regulación a una regulación inexistente, circunstancia que ya alcanza 6 meses.
A fin de cuentas no sólo los niños con enfermedades particulares sino que adultos con artritis, artrosis, fibromialgia o cualquier otro padecimiento que implique dolor crónico siguen sin poder acceder a medicamentos con cannabis seguros, eficaces y a mejores precios.
Es cierto que a “toro pasado” todo se puede corregir, no sin altos costos políticos y en materia de salud, donde vale la pena preguntarle a Novelo Baeza: ¿Qué lo hizo extender el calvario de padres y pacientes? ¿Qué lo hizo decidirse indiscriminadamente por la revocación de los Lineamientos? ¿Qué lo hizo favorecer el mercado negro de productos importados: inexperiencia o insensibilidad? Son preguntas.