Por: Agustín Vargas
- Comercio y construcción, concentradores
- Inversión productiva, insuficiencia de estrategias
- Salida de capitales, sin cesar
En un entorno actual de recuperación luego de adversos efectos de la pandemia por el coronavirus, que podría detenerse ante el rebrote de una tercera ola de contagios, es clara la necesidad de fortalecer de manera urgente el ritmo de crecimiento de la economía con el objetivo de ampliar la actividad formal, o sea que la sí cumple con sus obligaciones tributarias.
Desde algún tiempo se detectado que los esfuerzos deben concentrarse en darle más fuerza al Estado de Derecho y hacerlo efectivo de tal suerte que contemple factores que promuevan y faciliten rápidamente la inversión a través de medidas, como una mejora del entorno regulatorio y el establecimiento de reglas del juego claras. La confianza en un entorno de mejores expectativas es fundamental para invertir.
No hay duda de que se requieren estrategias que estimulen la inversión productiva. La instrumentación de políticas que limitan la apertura de nuevas empresas y la expansión de las ya instaladas mediante elevados costos laborales y fiscales, debilitan el crecimiento económico y el bienestar social, ya que sin la apertura y expansión de unidades productivas no puede haber desarrollo.
En este sentido, cabe destacar que los datos más recientes del INEGI muestran que en 2019 la economía informal representó 23.0% del total de la economía, porcentaje que es el más alto en los últimos cinco años.
Comercio y Construcción
Dentro de la estructura de la economía informal el comercio al por menor tiene la mayor participación, al aportar 24.5% del total del valor agregado informal, seguido de la construcción, con una participación de 14.9%. El tercer sector con mayor incidencia es el de la industria manufacturera, que aporta el 12.6%, en tanto que el sector primario contribuye con el 11.1%.
Es evidente que en materia de empleo la informalidad tenga un impacto significativo. En mayo pasado año la ocupación informal representó el 55.5% del total de la población ocupada en el país.
Estas cifras reflejan la baja productividad de la informalidad, ya que con poco más de la mitad de la población ocupada genera el 23% del PIB. Por su parte, la actividad formal genera el 77% del PIB con el 44.5% de la ocupación.
La economía informal se ha consolidado como una alternativa para un gran número de personas con necesidad de un empleo en donde han podido encontrar una fuente de recursos para el sustento familiar.
Si bien la permanencia de la economía informal responde a varias causas, resalta la insuficiencia de estrategias favorables a la inversión productiva y con ello un mayor crecimiento económico, y que faciliten la generación de puestos de trabajo, formales y de calidad.
En general el comportamiento de la informalidad responde al ritmo de crecimiento de la economía. Se observa que durante periodos en los que la actividad productiva del país ha mostrado elevadas tasas de crecimiento, el porcentaje de informalidad ha sido menor.
No obstante, es un hecho también que permanece elevada aun en periodos de mayor crecimiento, lo cual refleja que el problema de la informalidad tiene un componente estructural más importante que el coyuntural.
Salida de capitales
De acuerdo con cifras del Banco de México, la tenencia de bonos del gobierno mexicano en manos de inversionistas extranjeros continúa a la baja y en lo que va de este año la salida de capitales acumula 510 mil 281 millones 610 mil pesos, esto es 23.05% menos respecto al máximo nivel del año pasado.
Se observa que desde 2009 no salía tanto dinero en porcentaje y representa un máximo histórico.
La tenencia ha caído por mayor aversión al riesgo sobre México, debido a la débil recuperación económica, la lenta campaña de vacunación e incluso el riesgo de perder el grado de inversión a nivel país por parte de las calificadoras de valores.
A principios de julio, de acuerdo con los datos del Banxico, el total de valores gubernamentales en circulación ascendió a 8 billones 850 mil millones de pesos billones de pesos, de los cuales el 19.70% está en manos de residentes en el extranjero, mientras que, a inicios del 2019, antes de la pandemia del Covid-19, este indicador representaba 31.1% con 2.128 billones de pesos del total en circulación de 6.84 billones.
Hasta el pasado 7 de julio, las inversiones de extranjeros por activos gubernamentales se enfocaron en bondes D, con 31.1%; 28.1% en bonos, 23.1% en Cetes y 17.6% en Udibonos.