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Rubén Moreira Valdez ocupó la gubernatura de Coahuila tras el interinato de Jorge Torres López y el periodo de su propio hermano, Humberto Moreira, mandatos en los que el crimen organizado logró infiltrarse en la entidad y cometer algunas de las peores atrocidades contra la población civil, como lo fueron la llamada “masacre de Allende”, desapariciones, secuestros y extorsiones, al punto de generar una percepción de inseguridad en más de 70 por ciento de la población. Sin embargo, el compromiso de Rubén Moreira, anterior diputado federal por Saltillo, de encargarse de resolver tan acuciante problema, lo llevó a asumir, junto a otros funcionarios, una estrategia que ha sido comentada en publicaciones académicas y en círculos políticos por sus resultados, que suponen un matiz en el actual clima de violencia.
Rubén Aguilar y Rubén Moreira describen en Jaque mate al crimen organizado (Planeta) en qué consistió el “Modelo Coahuila”, un esquema de cooperación entre autoridades federales, estatales y locales, a la vez que una modificación sustancial en políticas sociales, policiacas y administrativas que permitieron parar el financiamiento de los grupos delictivos, evitar la desintegración de las comunidades y garantizar la paz y el desarrollo.
Si bien la inseguridad sigue siendo la principal preocupación de la sociedad en México, con Jaque mate al crimen organizado, Rubén Aguilar y Rubén Moreira muestran la importancia de contar con una policía preparada, honesta y comprometida, apoyada por fuerzas federales; del trabajo conjunto lejos de diferencias partidistas, de la voluntad política para abordar una situación tan urgente y, sobre todo, la relevancia de fomentar el empleo, la educación y la cultura para restar poderío a las organizaciones criminales.