Última actualización el octubre 18, 2024
Tiempo de lectura: 4 minutosPor: Agustín Vargas
- Fobaproa, más vivo que nunca
- Deuda reencarnada en el IPAB
- Tres décadas con la misma historia
En medio de los cuestionamientos de legisladores de diferentes partidos políticos, sobre la solvencia del sistema bancario mexicano, protección a los ahorradores y posibles crisis sistema financiero, la Tercera Comisión Permanente –Hacienda y Crédito Público, Agricultura y Fomento, Comunicaciones y Obras Públicas- del Congreso de la Unión aprobó el dictamen sobre la idoneidad de Jorge Eduardo Navarrete López como Vocal de la Junta de Gobierno del Instituto para la Protección del Ahorro Bancario (IPAB).
Navarrete López ha sido vocal del IPAB, propuesto por el titular del Ejecutivo, desde enero del 2019 y el pasado lunes el diplomático y académico de la UNAM fue ratificado en el cargo por un periodo de tres años más.
Ante esa instancia, presidida por el diputado Iván Arturo Rodríguez Rivera (PAN), Navarrete López expuso su programa de trabajo, así como las condiciones bajo las que se encuentra el Instituto, sus acciones y planes a futuro. Previo a ello, los legisladores cuestionaron el compromiso que la banca comercial debería asumir en beneficio de las y los usuarios.
Navarrete López no despejó todas las dudas, sobre todo las relativas a las acciones que debe emprender el IPAB para vigilar de mejor manera a las instituciones financieras en cuanto a los ahorros de los mexicanos, sobre todo de las personas adultas mayores y particularmente si el IPAB tiene las facultades e infraestructura suficientes para una intervención rápida en caso de crisis, entre otros puntos.
La vasta experiencia de Jorge Eduardo Navarrete López es reconocida, sobre todo en materia diplomática, pero dejó muchas dudas sin resolver en su comparecencia ante los legisladores de la Tercer Comisión.
Sin embargo, la exposición del diplomático fue clara y sin mencionarlo por su nombre dejó entrever que al IPAB se hacen falta recursos, pero sobre todo que la banca debe aportar más.
Navarrete López explicó que el Instituto es líder de depositantes asegurados cubiertos y ampara a más del 99 por ciento situados dentro del límite de cobertura establecidos en 400 mil UDIS, lo que equivale a 3 millones 100 mil pesos. Resaltó el papel del Instituto como administrador de la deuda heredada del Fobaproa y otros esquemas de rescate bancario de los años 90.
“Dada la insuficiencia de las cuotas de los bancos, el erario público ha erogado un billón 280 mil millones de pesos por pagos del servicio de la deuda heredada del Fobaproa y otros esquemas bancarios, lo que equivale a 1.87 veces el monto original”, explicó.
Los bancos, dijo, deberán desarrollar espacios de solidaridad y en ocasiones sacrificar una parte del margen de utilidad, lo que les permitirá un mejor funcionamiento.
Deuda del IPAB
La exposición de Navarrete López nos remitió, por supuesto, a la cruenta batalla legislativa en el año 2008, cuando se le dio vida al IPAB en sustitución del Fobaproa, con lo que se legalizó lo que los legisladores de oposición de aquella época, sobre todos los del PAN, denominaron como el “gran fraude a la nación”.
La condición fundamental de la estrategia para reducir la deuda generada por el rescate bancario de 1995, que a cifras actualizadas asciende ya a más de un billón 280 mil millones de pesos, es que la economía crezca. Sin embargo, dicha condicionante quedó rebasada y por mucho, por el continuo desplome del Producto Interno Bruto (PIB).
Y es que de acuerdo con el plan de refinanciamiento de los pasivos del IPAB, sustituto del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), era que el peso de la deuda fuese perdiendo participación en el PIB, siempre y cuando la economía creciera. De ahí que nada más se cubrirían los intereses reales de ese endeudamiento.
Al cierre del 2008, la deuda del IPAB como proporción del PIB representó 6.15 % Para marzo del 2009, ese monto subió a 8.71%, de acuerdo con los propios datos del IPAB, y ante las continuas caídas de la economía el débito llegó a representar hasta el 14% como proporción del PIB, lo que significa que al cabo de casi 28 años del rescate bancario estemos exactamente en el mismo nivel de deuda que se tenía en ese entonces.
Con la gran diferencia que se han invertido más de 1.2 billones de pesos al rescate y saneamiento de los bancos y sin tener siquiera un auténtico sistema de pagos nacional, porque la banca está totalmente extranjerizada y gozando de los beneficios que aún le proporciona el gobierno federal, permitiéndole prácticamente todo y cobrando por todo. Esa es parte de la herencia que dejó el rescate bancario y el instrumento que se utilizó para ello: el Fobaproa.
Tres décadas con la misma historia
Al cabo de casi tres décadas del capítulo del desastre bancario y con una severa crisis económica y financiera a cuestas, se repiten situaciones económicas, sociales y hasta políticas, que se vivieron en el país a partir de 1994.
Entre ellas, el desplome de las actividades productivas, desempleo, caída del ingreso y el consumo de las familias, deterioro del poder adquisitivo por la devaluación del peso, crisis de gobernabilidad y el quiebre de los partidos político.
Los mexicanos llevamos a cuestas el rescate bancario, porque se les pagó a los bancos con recursos públicos y recordamos no con satisfacción ni orgullo, sino todo lo contrario, las políticas que se adoptaron para tratar de enderezar a la economía en aquellos años.
A los bancos se les dio todo, capitalizándolos y permitiéndoles que su negocio se expandiera sin controles, casi, para cobrar prácticamente lo que quisieran en comisiones y tarifas y sin aventurarse mucho a prestar, que es su principal negocio, sino a realizar inversiones y a intermediar e invertir en valores.
Al cierre del 2008, por ejemplo, las utilidades de los bancos aunque bajaron 32.15% con relación a un año antes, ascendieron a 53 mil 756 millones de pesos. Sus inversiones en valores fueron del orden de un billón 509 mil 934 millones de pesos, cifra que representó el 30.5% del activo total de la banca.
A noviembre pasado, y de acuerdo con cifras oficias de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), las ganancias de los bancos que operan en México llegaron a los 212 mil 16 millones de pesos en su conjunto, lo que representa un aumento de 31 por ciento en comparación los 161 mil 938 millones al mismo mes de 2021, el monto más alto para un mismo mes desde que se tiene registro. Y no obstante que el rescate bancario está legalmente terminado y con ello el Fobaproa, el tema está más vivo que nunca.