Por: José Antonio Chávez
Si alguien tiene calidad moral para mandar al diablo al mismo Presidente, es precisamente Cuauhtémoc Cárdenas, un político considerado como el principal impulsor de la izquierda y democracia en México.
Basta recordar las elecciones a la Presidencia de México en 1988 cuando compitió con la aplanadora del PRI con Carlos Salinas de Gortari.
Fue una elección más que apretada, muy cuestionada porque los resultados los ofreció el entonces instituto Electoral que lo tenía bajo su cargo Manuel Bartlett, un funcionario que se desempeñaba como secretario de Gobernación. Ahí nació la frase: se cayó el sistema, por aquello del conteo de los votos.
Dicen los que saben que la mayoría estaba con Cuauhtémoc Cárdenas, pero simple y sencillamente el Instittuto Electoral le dio el triunfo a Salinas de Gortari.
Cuauhtémoc Cárdenas hizo una campaña de a pie, recorrió todo el país y se paraba a dialogar con las personas a su paso en los rincones por donde cruzaba con su caravana.
No uso aviones ni helicópteros, o al menos en la campaña tan larga que le permitió conocer, a ras de tierra la problemática que realmente enfrentaba México.
Esa base lo llevó a recibir una votación abultada que pudo, sin duda de haber sido transparente y sin trampas, logrado el triunfo.
Era el famoso PRD con Porfirio Muñoz Ledo, Efigenia Martínez, Rosario Ibarra de Piedra, Pablo Gómez, etcétera. Todos repudiados y perseguidos por el gobierno priista.
Ahí nació la izquierda con una fuerza que mermó votos de la maquinaria priista, contribuyó presionar para que el PRI cediera por primera vez un estado a la oposición para que lo gobernara, en 1989 el PAN con Ruffo Appel, el estado de Baja California.
El crecimiento del PRD que ya agrupaba a López Obrador, llevó en 1997 a Cuauhtémoc Cárdenas ganar al PRI la Ciudad de México que antes llamaban Regencia de la Ciudad y su administrador, gobierno o regente, era designado por el Presidente.
También, en esas fechas, un año más tarde en 1998, jalaron del PRI, porque le negó ese partido la candidatura a Ricardo Monreal para competir y ganar, con las siglas del PRD la gubernatura de Zacatecas.
El impulso de Cárdenas llevó incluso a López Obrador, en el 2000 ganar la Jefatura de la Ciudad de México con López Obrador en una elección muy cerrada con el panista Santiago Creel que recibió los efectos de Vicente Fox que arrebato al PRI la Presidencia de México.
López Obrador a partir de esa gubernatura del 2000, sentó las bases para convertirse en el sucesor de Cuauhtémoc Cárdenas y candidato natural del PRD para los siguientes sexenios.
El lunes López Obrador le atizó a Cuauhtémoc Cárdenas con todo, que ahora es su adver5sario político porque lo señaló de encabezar un proyecto del Colectivo por México que, citaron en la invitación lo encabezaría el hijo del general Lázaro Cárdenas y el priista Francisco Labastida.
Que es un proyecto político que busca dar propuestas alternativas para las elecciones presidenciales del 2024.
Hasta Claudia Sheinbaum secundó las palabras y la garrotiza que le dio el Presidente y le atizó también la misma dosis.
Bueno, lo que López Obrador y doña Claudia no sabían es que el ingeniero Cárdenas se había deslindado de ese movimiento a partir de ser un proyecto político, con tiempo de anticipación, y fue la razón por la que no acudió a la presentación que anunciaron con bombo y platillo y como cereza del pastel era el hijo del tata.
Dicen los que saben que López Obrador se engancho en un anzuelo que les lanzó, en sus maldades Labastida Ochoa y hasta Dante Delgado, porque presumieron que el ingeniero Cárdenas encabezaba el proyecto, obvio sabían que, aunque no acudiría, era el atractivo para darle vuelo mediáticamente hablando. Y de paso, eso le movería el tapete al que manda en Palacio Nacional y lo consiguieron.
Ahora que se aclaró de que está hecho Cuauhtémoc Cárdenas, ni modo que el Presidente y doña Claudia quieran recular que se equivocaron o que les ganó la euforia – o la víscera-. Por eso hoy podemos decir que si hay alguien con calidad moral para mandar al diablo al propio Presidente, es sin duda Cuauhtémoc Cárdenas, o alguien de la izquierda – o incluso de la derecha o de los conservadores- lo duda.