La renta variable estadounidense se encamina a cerrar una semana operativa marcadamente negativa, ensombrecida por la reaparición de intensas preocupaciones en el frente comercial global.
El S&P 500 se perfila para registrar una caída semanal superior al 2.5%, lo que representaría su retroceso más significativo desde la semana del día de la liberación de Donald Trump a comienzos de abril. Este viraje subraya la fragilidad del sentimiento inversor ante la amenaza de nuevas barreras arancelarias.
Gran parte de la renovada incertidumbre se debe a las recientes declaraciones del presidente Trump, quien propuso imponer un arancel del 50% a las importaciones europeas desde el 1 de junio. Esta medida ha revivido el espectro de una guerra comercial transatlántica, con implicaciones profundas para múltiples sectores y cadenas de suministro.
Apple también ha sido blanco de amenazas, con la posibilidad de un arancel mínimo del 25% si no traslada parte de su producción a EE.UU., lo que ha generado una caída de alrededor del 2.5% en sus acciones. Esta presión específica sobre una de las empresas más valiosas del mundo agrega nerviosismo y evidencia la politización del comercio.
Este panorama contrasta con el optimismo cauto de semanas anteriores, donde parecía abrirse paso una agenda más conciliadora. Sin embargo, la nueva escalada verbal devuelve al mercado a una fase de alta incertidumbre, exacerbada por la reciente rebaja de la calificación crediticia de EE.UU. por parte de Moody’s, de Aaa a Aa1, basada en preocupaciones sobre la deuda y el déficit fiscal.
El cierre semanal ha sido negativo tanto para Wall Street como para las bolsas europeas, que revirtieron ganancias iniciales para cerrar con caídas cercanas al 2%. El dólar se debilitó, acercándose a mínimos no vistos desde 2023, afectado por el entorno fiscal y comercial.
Con la fecha del 1 de junio como límite para los aranceles, el tiempo para negociar es escaso. La Unión Europea ya prepara represalias por 95,000 millones de euros. Desde el plano técnico, aunque no se observa un deterioro estructural grave, será clave ver si se forma un patrón de “máximo menor”, lo que indicaría una posible corrección mayor.
En este contexto, la volatilidad será la constante. Los inversores deben prepararse para titulares con alto impacto político, donde los fundamentales podrían verse temporalmente relegados.
- Análisis de Quásar Elizundia, Estratega de Investigación de Mercados- Pepperstone
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