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La manzana de Adán

Adán Augusto López

Última actualización el 25 de septiembre de 2025

Tiempo de lectura: 3 minutos

Todo comenzó a descomponerse en el estado a finales del 2018. En el poco más de año y medio que estuvo al frente de Tabasco el gobernador Adán Augusto López, se incrementó de manera alarmante la delincuencia y aumentaron en más del 167 por ciento las tomas clandestinas de combustible en instalaciones de Petróleos Mexicanos, con lo que el llamado “huachicol” alcanzó niveles insospechados.

Datos oficiales señalan un incremento de los llamados “piquetes” a ductos de PEMEX al pasar de 201 en la época del gobernador perredista, Arturo Núñez, a 536 en los primeros meses del morenista López Hernández. Fue entonces que la manzana se “pudrió” y comenzó la operación del entonces secretario de Seguridad Pública estatal, hoy preso en el penal del Altiplano, Hernán Bermúdez Requena, acusado de ser la cabeza del llamado “Cártel de la Barredora”, uno de los tantos brazos criminales del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

A partir de entonces y en solo un año, se registraron incrementos alarmantes de la delincuencia: los homicidios dolosos subieron en 31 por ciento, los feminicidios repuntaron 43 por ciento, los secuestros 34, las extorsiones crecieron 28 y el narcomenudeo se disparó a niveles nunca antes vistos de 219 por ciento, según las cifras oficiales del gabinete federal de Seguridad. En noviembre de 2024 ya todo era un caos. El gobernador entrante, Javier May, denunció entonces al “operador” de López Hernández, el apodado “Comandante H”, de tener nexos con el crimen organizado. Lo que vino después es de todos conocido. Y aún así, hay quienes actualmente defienden a dicho “grupo político” que hoy extiende sus dominios al Senado de la República.

Para colmo, la impunidad de que goza actualmente López Hernández permitió “arrebatarle”, bajo la alteración del “criterio de proporcionalidad”, la presidencia de la Comisión de Marina en la Cámara de Senadores al priista Alejandro “Alito” Moreno, para “dársela” a otro impresentable morenista como Carlos Lomelí, actualmente sancionado – él y su empresa Lomedic – por la DEA y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos por la venta de precursores farmacéuticos para la fabricación de fentanilo.

La oposición que representa el Revolucionario Institucional en la cámara alta ya se preparaba para citar a comparecer al Secretario de Marina para que explicara la corrupción, ya comprobada, de altos oficiales en el tráfico de combustibles.

Por lo pronto, ya se vio que – como se narra en el pasaje bíblico sobre la creación del mundo (Génesis 3, 1-24) – la serpiente que tentó a Eva y ésta a su vez a Adán, no sólo provocó su expulsión del paraíso sino que “arrastró” consigo a toda una descendencia. Un adelanto, quizá, de todo lo que se viene.

El regreso de los fantasmas en el INE… Por más que se intente disfrazar de imparcialidad, la política siempre termina filtrándose en los órganos técnicos. La llegada de Víctor Hugo Carvente Contreras al Órgano Interno de Control del INE, en diciembre pasado, no fue producto de un concurso abierto ni de méritos deslumbrantes; fue resultado directo de la negociación política que Ricardo Monreal operó con sigilo entre las distintas fracciones de la Cámara de Diputados. Una jugada que, en su momento, evidenció la capacidad del zacatecano para mantenerse vigente en el ajedrez de San Lázaro.

Hoy, ese movimiento cobra otra dimensión. Carvente – peón o alfil, según se le quiera ver – reabrió un expediente contra consejeros electorales como Dania Ravel, por la votación de 2021, en la que se decidió aplazar la consulta de Revocación de Mandato por falta de presupuesto. No hay que olvidar que aquel capítulo ya fue cerrado en 2022 por la Suprema Corte, que dio la razón a quienes votaron en contra de continuar con el proceso. Retomar un caso solventado no solo resulta extraño: huele a cálculo político.

La pregunta es obligada: ¿Qué gana Monreal con este movimiento? En tiempos en los que se discute una reforma electoral de gran calado, reactivar viejas querellas solo alimenta el discurso de los ex consejeros Lorenzo Córdova, Edmundo Jacobo y Ciro Murayama, que se presentan como víctimas de persecución. En lugar de acallar críticas, el OIC parece darles municiones para reclamar que las instituciones están siendo utilizadas como herramienta de revancha. La jugada, más que fortalecer, debilita. Si Carvente actúa como extensión política de Morena, el mensaje es claro: el INE sigue siendo campo de batalla y no espacio de neutralidad. ¿Habrá acordado este movimiento Monreal con Lorenzo Córdova?

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