En agosto, la actividad industrial disminuyó -0.3% mensual, con cifras ajustadas por estacionalidad, hilando tres meses consecutivos en terreno negativo.
La contracción fue más moderada que la observada en julio, reflejando una leve estabilización en algunos sectores productivos.
Por componentes, la construcción mostró la mayor caída, con un retroceso de -2.2% seguida de la minería, que disminuyó -0.7%. En contraste, las industrias manufactureras lograron un ligero repunte de 0.2% y la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y gas natural avanzó 1.3%, siendo este último el componente con mejor desempeño en el mes.
En comparación anual, la producción industrial registró una contracción de 2.7% en agosto, acumulando medio año de caídas consecutivas. Por sectores, la minería encabezó las pérdidas con una disminución de 7.0%, seguida de la construcción, con -3.2%; la generación y suministro de energía, con -2.4%; y las manufacturas, con -1.7%.
Ante ello, la industria mexicana se encuentra en una fase de desaceleración prolongada, con una contracción sostenida en la minería y la construcción, esta última afectada por la debilidad de la inversión pública y privada. Las manufacturas han comenzado a perder dinamismo tras un periodo de expansión, reflejando la menor demanda externa, mientras que la generación y suministro de energía muestra un comportamiento estable pero sin impulso suficiente para compensar las caídas de los otros sectores.
La actividad industrial continúa enfrentando un entorno de riesgos y presiones en lo que resta del año. La posible reactivación de aranceles por parte de estados Unidos tras la pausa de 90 días anunciada en julio podría incrementar la incertidumbre en sectores estratégicos como manufacturas y construcción, afectando las cadenas de suministro y la inversión privada.
A ello se suma la posible desaceleración económica en Estados Unidos, lo que representaría un riesgo adicional a la baja, especialmente para las manufacturas orientadas a la exportación. El bajo dinamismo de la inversión privada y la debilidad de la confianza empresarial mantienen al sector industrial con perspectivas limitadas hacia el cierre de 2025.
Revertir esta tendencia dependerá, en gran medida, de una mejora en las condiciones externas, particularmente la resolución de tensiones comerciales con Estados Unidos, y de un repunte sostenido de la inversión productiva, factores necesarios para estabilizar la actividad y reactivar el crecimiento industrial en los próximos meses.
Valmex | Análisis económico. Gerónimo Ugarte Bedwell, Economista en Jefe










Sé el primero en comentar