Por: Miguel Tirado Rasso
Rumbo a las elecciones de 2021, los dirigentes de prácticamente todos los partidos políticos han coincidido en que la realidad de la circunstancia por la que atraviesan sus institutos políticos, los obliga a buscar, afanosamente, la formación de alianzas para asegurar buenos resultados en la próxima competencia electoral. Y es que, los partidos han caído de la gracia del electorado y, consecuentemente, debilitado su posicionamiento, por desprestigio, decepción, indolencia y/o corrupción. En fin, que han extraviado su ideología, ignorado sus principios y desviado sus objetivos, alejándose de la población con la que mantienen una insana distancia.
Y, en esto, no difieren morenistas de oposiciones. Bueno, quizás los primeros, no lo reconozcan con tanta apertura, dado su carácter de partido en el poder, porque aceptarlo podría interpretarse como una muestra de poca fe y desconfianza del poder y la infalibilidad de la 4T, pero lo saben bien, sobre todo después de los tragos amargos e inesperados, de los resultados electorales en Coahuila e Hidalgo de octubre pasado.
Animados por el banderazo para la carrera del proceso electoral de 2021, los dirigentes del PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano, por un lado, y los de Morena, Partido del Trabajo y Verde Ecologista, por el otro, se han puesto a la tarea de acordar sus alianzas, algo nada sencillo, porque en esto siempre habrá intereses encontrados. Dos bloques políticos, con sus asegunes, porque en lo que va del sexenio el estilo de gobernar ha promovido una división dicotómica entre los que están con la Cuarta Transformación y los que no, sin matices ni alternativas, lo que ha polarizado, cada vez más, a la población.
En las elecciones del 6 de junio de 2021, participarán diez partidos políticos. Siete, que son los antes mencionados y tres más, que lograron cumplir los requisitos para obtener su registro y poder participar en este proceso electoral. Uno, el Partido Encuentro Solidario (PES), en el que resucita el evangélico Partido Encuentro Social (PES), de Horacio Eric Flores Cervantes y que, en la elección federal de 2018, perdiera su registro al no alcanzar el mínimo legal de 3 por ciento de la votación emitida, pero que, no obstante, por la magia de quiénes pueden, mantiene presencia en la Cámara de Diputados, como grupo parlamentario de partido sin partido. Para el flamante PES, ésta puede ser otra oportunidad para perder su registro.
Redes Sociales Progresistas (RSP) de Fernando González, yerno de la maestra Elba Esther Gordillo, es otro de los nuevos partidos. A esta organización, el Instituto Electoral Nacional (INE) le había negado el registro por presunta intervención gremial por parte del SNTE y la entrega de gratificaciones económicas a los asistentes de las asambleas estatales. Sin embargo, impugnada esta resolución ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), fue revocada. A pesar de las anomalías documentadas y, por mayoría de votos, el Tribunal ordenó su registro como partido político nacional, el 14 de octubre pasado.
El tercer partido es Fuerza Social por México de Gerardo Islas, ex miembro del Partido Nueva Alianza (PANAL), y Pedro Heces, ex senador de Morena y líder de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM). La rival política de la CTM. Como en el caso de RSP, a Fuerza Social también se le negó el registro como partido político. Aportaciones de personas no identificadas y afiliación corporativa de agremiados de la CATEM, fueron las violaciones detectadas. Y, con éste, el Tribunal también fue generoso e indulgente, al pasar por alto las infracciones cometidas, ordenando al INE el otorgamiento del registro.
Las tres nuevas organizaciones políticas, han expresado públicamente su afinidad con la 4 T; sin embargo, por ley, en su primera aparición en las boletas electorales no pueden ir en alianza con ningún partido. Así que, lo que puede suceder, como pasó en la elección de 2018, es que Morena juegue al Caballo de Troya y les preste candidatos para asegurar su presencia en el Congreso. Los infiltrados, después retornarán a Morena para amarrar su mayoría parlamentaria y alcanzar una sobre representación, aprovechando los resquicios de la ley y las maniobras parlamentarias de otros tiempos. Aunque ahora digan los de la 4T, que ellos no son como los de antes.