Alrededor del 80% de las mujeres experimentan sofocos en la menopausia, una sensación de calor más o menos intensa que puede estar acompañada de sudoración y que a menudo tiene lugar durante la noche.
Aunque sin evidencias científicas, médicos y pacientes han relacionado los sofocos con el insomnio. El estudio realizado por el Dr. Maurice M. Ohayon de la Universidad de Stanford en California publicado en la revista ‘Archives of Internal Medicine’ arroja luz sobre este vínculo.
El estudio se realizó por medio de entrevistas telefónicas.
982 mujeres entre 35 y 65 años de edad respondieron preguntas acerca de fertilidad, sofocos y problemas de sueño.
El 57.2% estaban en la premenopausia, el 22.3% en la perimenopausia y el 20.5% eran postmenopáusicas.
El grupo más afectado por bochornos (79%) fue el que se encontraba en la perimenopausia o etapa de transición entre la vida fértil y el final de la menstruación, seguido por aquéllas que ya no tenían la regla (39.9%) y en tercer lugar las que aún tenían su período menstrual (12.5%).
Más del 81% de las entrevistadas que declaró sufrir bochornos presentaba además síntomas de insomnio crónico, como dificultad para quedarse dormida, sueño poco reparador e insatisfacción con los patrones de sueño.
Los autores concluyen: “este estudio aporta evidencias suficientes que los sofocos graves están asociados con el insomnio crónico en mujeres entre 35 y 65 años”.
El autor del estudio señala que, tratar los bochornos puede mejorar la calidad del sueño y minimizar las consecuencias del insomnio crónico.