Aparentemente, el gobierno griego logró un consenso sobre el plan de austeridad pero muchas cuestiones permanecen confusas. El primer ministro, Lucas Papademos, anunció hoy haber llegado a un consenso sobre las medidas de austeridad fiscal exigidas por la Troika (UE, FMI, BCE) a cambio del desembolso del nuevo préstamo de 130 mil millones de euros. Sin embargo aún falta el visto bueno de los ministros de finanzas de la Zona Euro y la aprobación del parlamento. Esperamos que se cierre el acuerdo en los próximos días.
Nos parece que las nuevas medidas de austeridad serán muy difíciles de aplicar en el actual contexto político y social. El plan incluye un recorte del gasto público en 3.3 mil millones de euros este año (gastos sociales, defensa, programas de inversión, gobiernos locales), una reducción del salario mínimo de entre 20% y 25% y la eliminación de 15 000 empleos en el sector público. Los líderes de la coalición rechazaron el recorte de las pensiones complementarias. En consecuencia, la Troika le pidió al gobierno que encontrara la forma de ahorrar 300 millones de euros.
Aún falta cerrar el acuerdo con el sector privado sobre su participación en la reestructura de la deuda helénica. El acuerdo sobre la participación del sector privado (PSI) es la segunda condición para el desembolso del nuevo préstamo que permitirá evitar que Grecia caiga en suspensión de pagos en marzo (vencimiento de 14.3 mil millones de euros el 20 de marzo).
Pensamos que la tasa de participación no llegará al 90-95%. Las negociaciones sobre la PSI se llevan a cabo con el Instituto Internacional de Finanzas (IIF) que representa el 50% de los tenedores privados de deuda griega. Pensamos que una parte del resto de los bancos no van a querer participar al intercambio de deuda. Para lograr una mayor participación, anticipamos que Grecia activará las cláusulas de acción colectiva (CACs). La utilización de las CACs desencadenaría muy probablemente el pago de alrededor de 70 mil millones de euros de seguros por suspensión de pagos (CDS).
Consideramos que el BCE participará a la reestructura una vez que concluya el acuerdo sobre la PSI. Mario Draghi no quiso confirmar, por el momento, la posibilidad de una eventual participación del BCE a la reestructura. Draghi también rechazó la opción, mencionada ayer, de que el Eurosistema (BCE y bancos centrales nacionales) pueda traspasar sus bonos griegos (unos 55 mil millones de euros) al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF). A nuestro parecer, la principal ventaja de una implicación del BCE en rescate de Grecia es que impulsaría una mayor participación del sector privado. Sin embargo, el riesgo es que otros países (como ya lo hizo Irlanda) pidan el mismo trato.
La posibilidad de un default de Grecia es muy elevada este año a nuestro parecer. El acuerdo sobre las medidas fiscales, y el esperado plan de intercambio de deuda, reducen la posibilidad de una suspensión de pagos de Grecia en marzo. Sin embargo, Grecia no podrá implementar el plan de austeridad y las reformas estructurales porque su economía está exangüe. Además, en el contexto preelectoral actual, ningún partido quiere tomar medidas impopulares.
Los líderes de la Zona Euro y el FMI tratarán de evitar una suspensión de pagos de Grecia hasta que se implemente el conjunto de mecanismos de rescate. En cuanto haya más claridad sobre el aumento de los recursos del FMI y sobre la capacidad de préstamo del fondo permanente de rescate (ESM), se reducirá el riesgo de contagio a otros países. Por lo tanto, un default de Grecia ya no parecerá tan perjudicial.