La propuesta de presupuesto de México disminuiría el gasto y mantendría la senda de consolidación fiscal, pese a la presión sobre los ingresos provenientes del petróleo, en opinión de Fitch Ratings. En general, la calificadora considera que la respuesta proactiva de México ante ingresos del petróleo menores es prudente, especialmente dado el entorno exterior difícil y la debilidad y volatilidad que permanecen en los mercados petroleros. Los recortes de gasto propuestos están acordes a las expectativas de Fitch y el crecimiento previsto está dentro del rango que la agencia proyectó al afirmar la calificación soberana de México con una Perspectiva estable en julio.
El presupuesto planteado considera una tasa de crecimiento del país entre 2.6% y 3.6% en 2016. Fitch prevé un crecimiento de 2.5% en 2015; considera que podría alcanzarse un promedio superior a 3% en el período 2016-2017 ante una demanda exterior más fuerte, depreciación del tipo de cambio real y progreso en la implementación de reformas económicas. Riesgos para el crecimiento prevalecen y podrían derivar de una mayor volatilidad financiera al interior por el endurecimiento en la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos, así como de una contracción superior de la producción petrolera y la falta de una recuperación material en la inversión y confianza.
Los recortes de gastos son un elemento central de la propuesta de presupuesto y el Gobierno ha estado trabajando en aplicar un enfoque presupuestario de base cero para mejorar la eficiencia operacional y disminuir costos. El presupuesto incluye un recorte de MXN133.8 miles de millones (aproximadamente 0.7% del PIB) en 2016. Estas reducciones se suman a las de 2015 por MXN124.3 miles de millones (0.7% del PIB), lo que demuestra el compromiso del Gobierno para ajustarse al entorno económico nuevo. Sin embargo, riesgos de implementación permanecen.
La propuesta de presupuesto considera una reducción de 0.5% en el déficit del sector público no financiero, en comparación con los resultados estimados para 2015. Desde la perspectiva de Fitch, esto está acorde a una consolidación fiscal contemplada en los objetivos fiscales de mediano plazo del Gobierno. Se anticipa que el déficit de este sector no financiero, incluyendo gastos de inversión de las empresas estatales productivas, decrezca a 3% del PIB en 2016, desde 3.5% estimado para este año. Sin incluir dichas inversiones, se prevé que alcance 0.5% del PIB en 2016 frente a 1% en 2015.
El presupuesto proyecta que los ingresos totales disminuirán 0.2% en términos reales en 2016 (en comparación con el presupuesto de 2015), en la medida en que el ingreso proveniente del petróleo se contrae y lo compensa, en gran medida, el crecimiento esperado en ingresos no petroleros. No se proponen impuestos nuevos. Se prevé que los ingresos petroleros caerán 30% en términos reales respecto al presupuesto de 2015, como resultado de la combinación de precios bajos del petróleo y producción menor. El presupuesto asume una plataforma de producción petrolera de 2.25 millones de barriles por día, cifra inferior a 2.4 millones considerados en el presupuesto de 2015.
Una caída más rápida en la producción petrolera prevalece como riesgo. El precio de este recurso asumido en el presupuesto es de USD50 por barril para la mezcla mexicana y el Gobierno Federal ha protegido su exposición neta del petróleo en USD49 por medio de opciones de venta cuyo costo es de aproximadamente USD1 mil millones. La diferencia de USD1 por barril es cubierta con una cuenta secundaria de MXN3.7 miles de millones del fondo de estabilización del petróleo. De esta manera, la cobertura petrolera, junto a los recursos de esta cuenta secundaria, protege los ingresos del Gobierno Federal de precios menores que los presupuestados.
El crecimiento económico de México continúa limitando su perfil crediticio, dado que permanece relativamente débil en comparación con sus pares y algunos mercados emergentes grandes. Además, la base de ingresos reducida del Gobierno, así como la dependencia alta, aunque menor, de los ingresos petroleros que presenta el sector público y las reservas fiscales limitadas, son las principales debilidades estructurales de las finanzas públicas del país.