En el mes de mayo, débiles datos económicos en EU y China volvieron a poner negativo a los mercados financieros. Sin embargo, la volatilidad aumentó en las últimas semanas ahora que se han revalorado las expectativas de posibles próximas alzas en la tasa de interés de fondeo de EU (65% de probabilidad de que sea en los próximos 4 meses; 30.0% en junio), lo que fortaleció al dólar frente a la mayoría de las monedas en el mundo. La FED advirtió a través de sus integrantes la conveniencia de reactivar su proceso de normalización de tasas, tratando de convencer al sector financiero de la buena salud de la economía norteamericana a pesar del sentimiento negativo de los inversionistas.
Las variables clave para la decisión de la FED son el empleo (que promedia más de 200 mil creaciones netas en el año), los salarios (que por fin promedian un crecimiento anual en el año de más de 2.2%), la inflación (que a pesar de ser baja parece encaminarse hacia la meta de la FED que es de 2.0%) y el sector inmobiliario (continúa recuperándose).
La principal preocupación al aumento de tasas de EU es que las instituciones financieras internacionales al tener un mayor costo por su fondeo vean con menor atractivo invertir en el sector financiero de economías con mayor riesgo, en nuestro caso el mexicano, provocando venta de pesos por parte de extranjeros y debilitando nuestra moneda.
Una eventual alza de tasas de interés en estos niveles tan bajos, tiene pocas afectaciones en la economía real. Sin embargo, han tenido un efecto negativo sobre los mercados financieros globales por grandes movimientos de capitales que hacen un número reducido de operadores de trading, quienes se acostumbraron a un fondeo barato. Actualmente el saldo de bonos locales en poder de extranjeros es de 111 mil millones de dólares (en el año, se han reducido más de 7 mil millones de dólares).
Esta situación fue la principal causa de que se registrara una mayor presión para el peso mexicano, que a mediados de la semana pasada alcanzó $18.60 por dólar. Sin embargo, al ser un factor externo lo que explica la debilidad de nuestra moneda, y mientras no tenga un impacto significativo en la economía mexicana, es de esperarse que se recupere conforme mejore en los próximos meses la percepción de incertidumbre en los mercados financieros.
Si las tasas de interés en EU suben en junio, es altamente probable que Banxico aumente también su tasa (no necesariamente en la misma proporción), lo que terminará des-presionando al peso para lo que resta del mes y el verano. Si las tasas no suben en junio también se apreciará el peso, pero volverá a presionarse cerca de la reunión de la FED a finales de julio. Si la FED se espera hasta septiembre pasará lo mismo hasta entonces.
A nuestro juicio, el tipo de cambio ya se encuentra en niveles especulativos que ameritan alguna señal de control por parte del Banco de México, para evitar algún efecto no deseado en la inflación o en la confianza del consumidor e inversionista. La autoridad monetaria puede hacerlo mediante dos políticas: vender dólares directamente o subir tasas de interés.
Aún consideramos que el tipo de cambio no alcanzará los niveles máximos vistos en febrero, pero tampoco que se recupere sostenidamente con una clara tendencia de apreciación que asegure un nivel por debajo de los $17.0 por dólar para lo que resta del año. Lo anterior por la cantidad de eventos en el entorno externo que sólo contribuyen a la incertidumbre en los inversionistas.