Los mercados financieros cierran la semana con un respiro de alivio tras la publicación de los datos del Índice de Precios de Gastos de Consumo Personal (PCE) de noviembre.
La métrica preferida de la Reserva Federal para medir la inflación ofreció un panorama más optimista de lo anticipado, proporcionando un contrapunto a la postura hawkish expresada por la Fed a mitad de semana.
El dato clave, el PCE anualizado, registró un avance menor al esperado. Igualmente importante, tanto las métricas mensuales como las subyacentes se situaron por debajo de las previsiones del mercado. Específicamente, el PCE mensual aumentó un 0.1%, por debajo del 0.2% registrado en los dos meses anteriores y de la expectativa del mercado del 0.2%. El PCE básico (que excluye alimentos y energía), un indicador clave de las presiones inflacionarias subyacentes, también aumentó un 0.1%, el menor incremento en seis meses, contrastando con el 0.3% de octubre y septiembre, y la estimación del 0.2%.
Este resultado supone un cambio bienvenido tras las declaraciones de la Fed a mitad de semana, que habían sacudido a los mercados al proyectar una inflación más persistente y una menor probabilidad de recortes de tasas en el corto plazo. Como resultado, estas lecturas más bajas de lo esperado han inyectado una dosis de calma en el mercado. Los datos del PCE de hoy regresan una relativa sensación de que las presiones inflacionarias se están moderando, lo que podría influir en la trayectoria futura de la política monetaria de la Fed.
El impacto se ha extendido al mercado de divisas. Para el dólar estadounidense, estos datos han ayudado a frenar una racha de tres jornadas consecutivas de avances del índice DXY, que actualmente muestra una caída de alrededor del 0.3%. Este retroceso del dólar se interpreta como una reacción directa a la menor presión inflacionaria, que reduce la necesidad de una política monetaria restrictiva por parte de la Fed.
En el frente de las divisas latinoamericanas, la noticia también ha sido bien recibida. La postura de la Fed del miércoles había ejercido presión sobre monedas como el peso chileno, colombiano y mexicano, especialmente dado que se anticipan o ya se han implementado recortes de tasas más agresivos en estas economías. La moderación de la inflación en Estados Unidos alivia parte de esa presión, permitiendo a los bancos centrales de la región maniobrar con mayor flexibilidad.
La moderación en la inflación del PCE es un factor positivo para las economías emergentes, especialmente en Latinoamérica, ya que reduce la presión para mantener tasas de interés elevadas y permite un mayor margen para apoyar el crecimiento económico.
En resumen, los datos del PCE de noviembre ofrecen un rayo de esperanza en la lucha contra la inflación, proporcionando un respiro a los mercados y ofreciendo un nuevo contexto para la política monetaria y los mercados de divisas. Sin embargo, es importante recordar que este es solo un dato y que la evolución futura de la inflación dependerá de múltiples factores. Los inversores y analistas seguirán de cerca las próximas publicaciones y las comunicaciones de la Reserva Federal.”
- Análisis de Quásar Elizundia, Estratega de Investigación de Mercados- Pepperstone
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